30 de Mayo: día glorioso para la Fuerza Aérea Argentina

    Como todos los días nos levantamos muy temprano, desayunamos y nos trasladamos a la Base. Al llegar a la Sala de Situación ya se encontraba la gente de A-4C, estaban preparando los listados de material y personal a trasladar a la Base de Río Grande, ayer estuvieron durante toda la tarde y parte de la noche alistando cinco aviones que partieron a las 21:00 Hs. para participar de una misión muy importante.

        Del Departamento Operaciones nos informaron que por el momento no se preveía ninguna misión para el Escuadrón Dagger. A las 10:00 Hs. partió un C-130 con el personal de mantenimiento y con material para apoyar la operación de los A-4C.

        La actividad era de relativa calma, alguna que otra tarea de verificación y comprobación, pues los aviones disponibles se encontraban en servicio. Nos turnamos en dos grupos para ir a la Parrilla Municipal a almorzar, luego al regresar muchos se dedicaron a escuchar radio, jugar a las cartas o bien escribir a algún ser querido, por mi parte me dediqué a clasificar la documentación y a guardarla en sobres.

        Posteriormente me dirigí a la Sala de Pilotos a charlar con ellos, son muy amables a pesar del estado de tensión a que están sometidos, recordemos que en cada misión se juegan la vida.         Ante mi consulta sobre qué se siente cuando se avista un blanco naval enemigo y éste descarga toda su artillería contra ellos, me respondieron que era una sensación indescriptible, además no tenían tiempo para pensar sino que se concentraban en los controles del avión, en programar el panel de armamento y mira de disparo, y por supuesto, rogar a Dios no ser alcanzados, tratando al mismo tiempo de penetrar en ese infierno, descargar la munición de los cañones Defa y si era posible, llegar sobre el buque y soltar las bombas para luego fugar...

        En cada cabecera teníamos tres aviones con la configuración base de toda misión: tres tanques de 1300 Lts., los portabombas colocados a la espera de sujetar las bombas de 250 Kg., éstas se encontraban armadas sin colocársele sus espoletas por precaución y hasta tanto no se confirmara una misión y la configuración definitiva.
        Cabecera 07: C-411, C-412 y C-432
        Cabecera 25: C-416, C-420 y C-421

        El Mayor Rodeyro ordenó poner en marcha los aviones para verificar su funcionamiento, ya que al encontrarse a la intemperie en un clima tan frío, sobre sus estructuras se forma una capa de hielo muy perjudicial que congela todos los circuitos hidráulicos y de combustible. Por esta razón se decidió que diariamente se realizara una puesta en marcha para hacer trabajar todos los sistemas y de esta forma facilitar el mantenimiento.    

        A las 16:30 Hs. llegaron a la Sala de Situación el Comodoro Aguirre y el Vicecomodoro Llabrés, que son los Jefes del Personal de Mantenimiento de A-4C y nos informaron que cuatro de los cinco aviones que anoche se dirigieron hacia Río Grande participaron conjuntamente con dos Super Etendard de la Marina, de una misión muy importante atacando a la flota inglesa. El objetivo, al que se le provocó graves daños, era el Portaaviones Invencible.

        A las 17:15 Hs. el Comodoro Maiztegui, Jefe de la Base, convocó a una formación para comunicar esta noticia que fue recibida con gran alegría. Pero también teníamos incertidumbre ante la suerte corrida por dos pilotos de A-4C derribados por la artillería de defensa de la flota inglesa según nos habían informado anteriormente.

        A las 19:30 Hs. llegó desde Río Grande un Lear Jet-35 que transportaba a los dos pilotos que intervinieron en el ataque al Invencible; en el mismo avión, para alegría de nuestro Escuadrón, llegó el Mayor Puga que era el piloto que faltaba de los cinco eyectados del Escuadrón Dagger San Julián, al bajar se abrazó con todos nosotros y nos repetía a viva voz: ¡Estoy vivo, hermanos...!.

        En otro Lear Jet llegó el Brigadier Crespo y altas Autoridades de la Fuerza, se realizó una conferencia de prensa  que tuve la suerte de presenciar, donde se describieron los pormenores de esta misión tan riesgosa y osada tratando de atacar el corazón de la flota inglesa. Se dijo que los aviones de la Marina eran dos y sólo uno de ellos llevaba un misil Exocet AM-39  que hizo impacto en el Portaaviones. Los A-4C también habían descargado cuatro bombas de 250 Kg. contra el Portaaviones. En esta misión fueron derribados el 1er.Ten. José Vázquez y el Ten. Omar Castillo.

        Se vivió un momento dramático cuando el hermano del 1er.Ten. Vázquez (Personal Civil de FAA y desplegado aquí) se enteró de su desaparición, fue terrible, decidieron enviarlo de regreso a Mendoza, ¡pobre muchacho, cómo sufría!. El es plegador de los paracaídas de frenado de los A-4C, cada vez que su hermano partía en una misión se encargaba de limpiarle bien la cúpula del avión y lo ayudaba a atarse.

        Los pilotos que sobrevivieron a este ataque son el 1er.Ten. Ernesto Ureta y el Alférez Gerardo Isak, grabando con letras de oro sus nombres en el historial de nuestra Fuerza Aérea. Así también pasaron a la inmortalidad el 1er.Ten. Vázquez y el Ten. Castillo. El Mayor Puga explicó su odisea para alcanzar la costa de Malvinas, ya que luego de eyectarse tras el impacto de un misil enemigo, había caído sobre el mar muy lejos, permaneciendo en las aguas durante aproximadamente cinco horas, pero gracias a Dios pudo sobrevivir.

        La Fuerza Aérea ponía todos sus medios para tratar de atacar la flota inglesa, es increíble pero cierto que a un avión Hércules C-130 -una mole cuatrimotor y netamente de transporte de carga- se le habían colocado dos portabombas y, con una mira adaptada de los Pucará, atacó un petrolero (probablemente el British Wye) dejándolo fuera de combate. El ataque fue realizado a gran altura, pues la configuración de este C-130 así lo requería.

        Hoy imaginamos a nuestros compatriotas gritando ¡Viva la Patria! en todos los rincones del país.

        Aunque los británicos enseguida salieron al cruce, tanto por los medios radiales como televisivos, informando que los aviones argentinos Super Etendard y los Skyhawk A-4C habían atacado la flota agrupada alrededor del Invencible, lanzando un misil Exocet AM-39 pero que los señuelos habían permitido desviar su trayectoria resultando intacto el Portaaviones.

        Nosotros sabíamos que se trataba de una mentira: los relatos de los dos pilotos sobrevivientes lo confirmaban. La narración fue desgarradora, detallaron los pormenores de la misión y además la forma en que cayeron sus compañeros, tenían sus ojos hinchados de llorar por la pérdida de sus camaradas ¡cómo no creerles!!

        Aprovechando el avión que trasladaba al Brigadier Crespo y a las otras Autoridades, regresaron a Tandil el Vicecomodoro Sapolsky -por razones de enfermedad- (en su reemplazo llegó el Vicecomodoro Villar) y el 1er.Ten. Posadas que se encontraba desde el 05 de Abril, mereciendo un reencuentro con sus familiares. El Mayor Rodeyro quedó como único Oficial de Mantenimiento.

        Así concluyó este día tan glorioso para nuestra Fuerza Aérea y para la Nación Argentina.

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