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16/04/2009

 

Carta al Héroe de Malvinas  

Querido Héroe,

Ya pasaron veintisiete años desde que te fuiste. Mientras el bamboleante Mar Argentino te daba una muestra de lo que te esperaba, nosotros dormíamos en nuestras camas. Horas después del desembarco la madre lloraba la pérdida de su hijo, nosotros vivábamos en las plazas y calles. Mientras vivías la emoción del miedo de los valientes, acá se festejaba el gol en un partido de fútbol, como si fuera la guerra. Cuando disparaste tu última bala llamada alma, algunos gritábamos ¡No te rindas!

Eso fue y pasó hace mucho, pero no tanto porque aún lo recuerdo con vergüenza. No de vos, de mi, de los que no estamos allá.

Desde que vos pasaste a la inmortalidad, sucedieron muchas cosas. Pero no se como contártelas. ¿Como te digo, te cuento, querido héroe de lo que nos pasa? ¿Cómo te lo cuento sin que llores con los ojos de otros, los que nos hacen? ¿Qué puedo decirte a vos que dormís el sueño de la gloria porque diste la vida por mi y por mis hijos que nos siguen traicionando? ¿Cómo puedo estar de pie ante tu tumba cuando debería pedirte perdón de rodillas? ¿Cómo relato que mientras vos dabas la vida por mi, hubo argentinos que trabajaban para tu asesino? ¿Cómo te cuento que al otro lado de la montaña aún se vanaglorian de tu muerte? ¿Cómo entenderás que, para castigar la memoria de unos viejos decrépitos hay gente que trabaja para el arrebatador de tierras? Y nada les importa tu sacrificio.

Pasaron muchas cosas. Aquellos comandantes que te enviaron al frente de batalla fueron apresados, humillados, reivindicados, vueltos a apresar, y algunos murieron de vejez. Esa que no tendrás oportunidad de vivir. Tus viejos camaradas de armas, héroes en vida, pasaron y pasan por duros momentos. ¡Hasta les negaban trabajo porque podían tener problemas psicológicos como consecuencia de la guerra! Otros triunfaron en sus vidas. Y están los que se hacen pasar por, y mendigan en tu nombre. Pero son cosas que pasan querido Héroe. ¡Es que los hombres somos tan miserables!

Debo contarte también, que con tu sacrificio nos regalaste la democracia. Algunos dicen que fueron ellos –políticos y gremialistas- los que la recuperaron. Pero en realidad fuiste vos el que terminó con los golpes de estado. Esos otros siguen de igual de mentirosos y mercenarios. Nunca trabajan para el bien común, siempre para ellos. No creo que entiendas esto que te digo, porque vos eras muy joven cuando te fuiste. A mi me costó aprenderlo un par de décadas, casualmente las de tu ausencia. Quiero que sepas que te agradezco haber pagado mi enseñanza, aunque cara con tu vida.

Creo que por la soledad de tu tumba, te diste cuenta que a pesar de tu inmolación perdimos la batalla. El enemigo eterno nos sacó de nuestras islas, ayudados por casi todos los países del norte, y algunos vecinos también. Aunque debemos estar agradecidos que no se continuó la guerra. Ellos traían hasta armamento nuclear para bombardearnos. De verdad, nos enteramos por sus propios relatos varios años después de terminado el enfrentamiento. Ojo, te reconfortará saber que muchas naciones amigas nos ayudaron. Israel, Perú, Ecuador, Brasil, Venezuela, Libia… Aunque mal le pagamos luego, no somos un pueblo agradecido.

Nuestros enemigos, sin embargo, siguieron aprendiendo mucho de cómo perfeccionar ese arte practicado por siempre “la guerra”. Invadieron innumerables países en el último cuarto de siglo. Dominan ejércitos en cuestión de días. Con el poder militar en sus manos y un gran aparato propagandístico, controlan en regiones íntegras del planeta, a los medios y a los gobiernos. Cuando ya no les sirven, los enjuician y ahorcan.

Pero no todo les sale tan fácil, en cada nación que perpetran los crímenes, se encuentran luego de controlar a los pequeños ejércitos, con gente que defiende sus hogares, su familia y propiedades. Eso les cuesta vidas a los agresores. Imaginate como estarías vos que peleaste en una trinchera, codo a codo con tus camaradas, en la puerta de tu casa defendiendo tu madre y hermana. La tecnología que usan es mucha, y cara. Y de nada sirve mientras existan hombres con la ambición de ser libres, y contrarreste la manera de tener complacidas a sus tropas, con la vieja costumbre del saqueo.

En uno de los últimos países invadidos, desapareció tanto dinero de los bancos bombardeados, que no podría ser transportado por cientos de hombres, solo en camiones. Cosa de no creer, pero fue así.

El viejo premio de la punta de flecha de la invasión de ciudades, llenó los bolsillos de los mercenarios.

Creo que con esto, ya tenés un panorama de cómo está el mundo. Salvo que ahora la tecnología es mucho mas avanzada, el hombre sigue igual, y las guerras persisten. Lo que no te conté es como está tu Argentina.

Después de llegada la democracia que nos regalaste, comenzaron a profundizar la defensa de los derechos humanos. Pero como toda cosa en exceso nos salió el tiro por la culata. Y ahora solo disfrutan de ello, los delincuentes comunes. Nosotros debemos día a día colocar más y mas rejas. No andamos muy tarde a la noche, en un “auto toque de queda” Es que nos matan por placer o sacarnos un par de billetes de nuestra devaluada moneda. Por supuesto que los gobernantes de turno niegan la situación y los defensores de los falsos derechos humanos no quieren que nos armemos para defendernos. Y llegaron al punto de infiltrarse dentro de nuestros gobiernos y comenzar campañas de desarme civil. Al principio todos creíamos que era un tema ideológico. Que luego de muchas macanas cometidas en el pasado, temían por consecuencias peores. Tarde nos dimos cuenta que era algo armado por los invasores de nuestras Islas Malvinas. Estos solventan y apoyan a un grupo de personas para sacar cada una de las armas en manos de civiles. No quieren llegado el momento, que podamos defendernos. Para ello personas que eran bebés al momento de tu muerte, trabajan en esos organismos ficticios para el desarme y ya encontraron un lugar en el ministerio que articula y administra nuestras desprovistas fuerzas armadas. Además una organización llamada Oxfam, creada en Oxford Inglaterra para apoyar a los disidentes detrás de las líneas enemigas en 1942 y una nueva clase de violencia llamada eco-terrorismo se desesperan por desarmarnos. Incluso le pasan datos a las fuerzas armadas del otro lado de la montaña. Si hasta tienen Senadores nacionales que trabajan para ellos. No te pongas triste si te digo que hasta le pagamos por servicios inciertos a ex legisladores australianos desde el Senado de la Nación. Una diputada muy enojada pidió informes al ministerio de defensa y no le contestaron nunca.

El descaro es grande, la desvergüenza aún mayor. Los políticos tan ocupados en sacar para si una feta de queso, no se dan cuenta que pierden toda la industria láctea.

Mi querido Héroe, traidores hubo siempre. Antes disimulaban, ahora se burlan de vos.

Por supuesto podrías pensar que estoy fabulando, y que soy uno de esos creyentes de las conspiraciones inexistentes. Lo mismos decían de aquellos que anticipaban ataques a la primera potencia del mundo. Y sus detractores casi tuvieron que ser sacados de los escombros un once de septiembre.

No creas que todo está perdido. Todavía algunos te recordamos. Y al pensar en tu sacrificio aún derramamos lágrimas y elevamos una plegaria por tu descanso eterno.

Querido Héroe, te pido perdón por no poder honrar tu nombre nada más que con estas líneas.

Aún cuando nuestra borren nuestra Argentina del mapa, llevaré en tu nombre la escarapela en mi pecho

Gracias por tu legado. ¡Viva tu Patria! ¡Viva mi patria!

Gerardo A. Cabrera

CI 11.619.633

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