Querido Héroe,
Ya pasaron veintisiete años desde que te fuiste. Mientras el
bamboleante Mar Argentino te daba una muestra de lo que te esperaba,
nosotros dormíamos en nuestras camas. Horas después del
desembarco la madre lloraba la pérdida de su hijo, nosotros vivábamos
en las plazas y calles. Mientras vivías la emoción del
miedo de los valientes, acá se festejaba el gol en un partido
de fútbol, como si fuera la guerra. Cuando disparaste tu última
bala llamada alma, algunos gritábamos ¡No te rindas!
Eso fue y pasó hace mucho, pero no tanto porque aún lo
recuerdo con vergüenza. No de vos, de mi, de los que no estamos
allá.
Desde que vos pasaste a la inmortalidad, sucedieron muchas cosas.
Pero no se como contártelas. ¿Como te digo, te cuento,
querido héroe de lo que nos pasa? ¿Cómo te lo cuento
sin que llores con los ojos de otros, los que nos hacen? ¿Qué
puedo decirte a vos que dormís el sueño de la gloria porque
diste la vida por mi y por mis hijos que nos siguen traicionando? ¿Cómo
puedo estar de pie ante tu tumba cuando debería pedirte perdón
de rodillas? ¿Cómo relato que mientras vos dabas la vida
por mi, hubo argentinos que trabajaban para tu asesino? ¿Cómo
te cuento que al otro lado de la montaña aún se vanaglorian
de tu muerte? ¿Cómo entenderás que, para castigar
la memoria de unos viejos decrépitos hay gente que trabaja para
el arrebatador de tierras? Y nada les importa tu sacrificio.
Pasaron muchas cosas. Aquellos comandantes que te enviaron al frente
de batalla fueron apresados, humillados, reivindicados, vueltos a apresar,
y algunos murieron de vejez. Esa que no tendrás oportunidad de
vivir. Tus viejos camaradas de armas, héroes en vida, pasaron
y pasan por duros momentos. ¡Hasta les negaban trabajo porque
podían tener problemas psicológicos como consecuencia
de la guerra! Otros triunfaron en sus vidas. Y están los que
se hacen pasar por, y mendigan en tu nombre. Pero son cosas que pasan
querido Héroe. ¡Es que los hombres somos tan miserables!
Debo contarte también, que con tu sacrificio nos regalaste la
democracia. Algunos dicen que fueron ellos –políticos y
gremialistas- los que la recuperaron. Pero en realidad fuiste vos el
que terminó con los golpes de estado. Esos otros siguen de igual
de mentirosos y mercenarios. Nunca trabajan para el bien común,
siempre para ellos. No creo que entiendas esto que te digo, porque vos
eras muy joven cuando te fuiste. A mi me costó aprenderlo un
par de décadas, casualmente las de tu ausencia. Quiero que sepas
que te agradezco haber pagado mi enseñanza, aunque cara con tu
vida.
Creo que por la soledad de tu tumba, te diste cuenta que a pesar de
tu inmolación perdimos la batalla. El enemigo eterno nos sacó
de nuestras islas, ayudados por casi todos los países del norte,
y algunos vecinos también. Aunque debemos estar agradecidos que
no se continuó la guerra. Ellos traían hasta armamento
nuclear para bombardearnos. De verdad, nos enteramos por sus propios
relatos varios años después de terminado el enfrentamiento.
Ojo, te reconfortará saber que muchas naciones amigas nos ayudaron.
Israel, Perú, Ecuador, Brasil, Venezuela, Libia… Aunque
mal le pagamos luego, no somos un pueblo agradecido.
Nuestros enemigos, sin embargo, siguieron aprendiendo mucho de cómo
perfeccionar ese arte practicado por siempre “la guerra”.
Invadieron innumerables países en el último cuarto de
siglo. Dominan ejércitos en cuestión de días. Con
el poder militar en sus manos y un gran aparato propagandístico,
controlan en regiones íntegras del planeta, a los medios y a
los gobiernos. Cuando ya no les sirven, los enjuician y ahorcan.
Pero no todo les sale tan fácil, en cada nación que perpetran
los crímenes, se encuentran luego de controlar a los pequeños
ejércitos, con gente que defiende sus hogares, su familia y propiedades.
Eso les cuesta vidas a los agresores. Imaginate como estarías
vos que peleaste en una trinchera, codo a codo con tus camaradas, en
la puerta de tu casa defendiendo tu madre y hermana. La tecnología
que usan es mucha, y cara. Y de nada sirve mientras existan hombres
con la ambición de ser libres, y contrarreste la manera de tener
complacidas a sus tropas, con la vieja costumbre del saqueo.
En uno de los últimos países invadidos, desapareció
tanto dinero de los bancos bombardeados, que no podría ser transportado
por cientos de hombres, solo en camiones. Cosa de no creer, pero fue
así.
El viejo premio de la punta de flecha de la invasión de ciudades,
llenó los bolsillos de los mercenarios.
Creo que con esto, ya tenés un panorama de cómo está
el mundo. Salvo que ahora la tecnología es mucho mas avanzada,
el hombre sigue igual, y las guerras persisten. Lo que no te conté
es como está tu Argentina.
Después de llegada la democracia que nos regalaste, comenzaron
a profundizar la defensa de los derechos humanos. Pero como toda cosa
en exceso nos salió el tiro por la culata. Y ahora solo disfrutan
de ello, los delincuentes comunes. Nosotros debemos día a día
colocar más y mas rejas. No andamos muy tarde a la noche, en
un “auto toque de queda” Es que nos matan por placer o sacarnos
un par de billetes de nuestra devaluada moneda. Por supuesto que los
gobernantes de turno niegan la situación y los defensores de
los falsos derechos humanos no quieren que nos armemos para defendernos.
Y llegaron al punto de infiltrarse dentro de nuestros gobiernos y comenzar
campañas de desarme civil. Al principio todos creíamos
que era un tema ideológico. Que luego de muchas macanas cometidas
en el pasado, temían por consecuencias peores. Tarde nos dimos
cuenta que era algo armado por los invasores de nuestras Islas Malvinas.
Estos solventan y apoyan a un grupo de personas para sacar cada una
de las armas en manos de civiles. No quieren llegado el momento, que
podamos defendernos. Para ello personas que eran bebés al momento
de tu muerte, trabajan en esos organismos ficticios para el desarme
y ya encontraron un lugar en el ministerio que articula y administra
nuestras desprovistas fuerzas armadas. Además una organización
llamada Oxfam, creada en Oxford Inglaterra para apoyar a los disidentes
detrás de las líneas enemigas en 1942 y una nueva clase
de violencia llamada eco-terrorismo se desesperan por desarmarnos. Incluso
le pasan datos a las fuerzas armadas del otro lado de la montaña.
Si hasta tienen Senadores nacionales que trabajan para ellos. No te
pongas triste si te digo que hasta le pagamos por servicios inciertos
a ex legisladores australianos desde el Senado de la Nación.
Una diputada muy enojada pidió informes al ministerio de defensa
y no le contestaron nunca.
El descaro es grande, la desvergüenza aún mayor. Los políticos
tan ocupados en sacar para si una feta de queso, no se dan cuenta que
pierden toda la industria láctea.
Mi querido Héroe, traidores hubo siempre. Antes disimulaban,
ahora se burlan de vos.
Por supuesto podrías pensar que estoy fabulando, y que soy uno
de esos creyentes de las conspiraciones inexistentes. Lo mismos decían
de aquellos que anticipaban ataques a la primera potencia del mundo.
Y sus detractores casi tuvieron que ser sacados de los escombros un
once de septiembre.
No creas que todo está perdido. Todavía algunos te recordamos.
Y al pensar en tu sacrificio aún derramamos lágrimas y
elevamos una plegaria por tu descanso eterno.
Querido Héroe, te pido perdón por no poder honrar tu
nombre nada más que con estas líneas.
Aún cuando nuestra borren nuestra Argentina del mapa, llevaré
en tu nombre la escarapela en mi pecho
Gracias por tu legado. ¡Viva tu Patria! ¡Viva mi patria!
Gerardo A. Cabrera
CI 11.619.633
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