Envía esta noticia a un amigo  27/11/2009

 

Día de la soberanía: "Es lo que viví en el Mercado Central"  
Por el Padre Vicente Martínez Torrens VGM

¡Dios y Patria o muerte! es el grito de los Comandos.

Es la expresión de todo aquel que sabiendo para qué vivir sabe el por qué se debe morir.

Es el grito de aquellos que antes que vivir con deshonor, en la vergüenza, en el escarnio y en la vileza, prefirieron morir heroicamente.

¡Cómo gocé el 20 de noviembre “Día de la Soberanía Nacional”, día de la inauguración del Monumento a nuestros héroes caídos en Malvinas, erigido en el Mercado Central de Buenos Aires!

En aquella tarde vi conjugarse los dos grandes valores por los que vale la pena vivir y también morir: Dios y Patria.

El lugar adecuadísimo. Es el corazón del pueblo trabajador de la República Argentina, el que hace presente los frutos de la tierra y el trabajo del hombre.

El monumento en sí sencillo como la gente que lo observa cotidianamente y cargado de alegorías. La gran cruz representando los 649 héroes, el gran corte de esa elevación contenida por un muro que tiende sus brazos hacia adelante, como invitándote a quedarte y meditar en todos sus signos. En el centro la efigie del soldado Jorge Alfredo Maciel reteniendo en su brazo derecho la bandera y empuñando su fusil con la izquierda en actitud de avanzada. A la izquierda de esta escultura, en un nicho un poco más elevado, la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás que en sus brazos nos entrega al Niño, modelo de entrega de la propia vida por los demás. Como una guarda a derecha e izquierda del muro central las placas conmemorativas o de adhesión.

Hacia las tres de la tarde, la imagen de la Virgen traída por el gestor de todo este inmenso trabajo, el Sr. Antonio Héctor Encina, fue instalada en un jeep del Ejército y, precedida de una moto y de un patrullero de la policía, inició un recorrido por las calles del Mercado.

Escenas maravillosas que nos hablan de que hay porvenir en la Argentina, hay una reserva moral que no han podido minar. Las asocié al paso de la Virgen de Luján peregrina hacia Malvinas. Las mil y una expresiones de devoción y respeto. Quien se santiguaba devotamente a su paso, quien no pudiendo garabatear una señal de la cruz atinaba a sacarse la gorra, quien, sorprendido por la presencia de la imagen, tiraba el cigarrillo y hacía la venia, quien invitaba a la cuadrilla a dar un fuerte aplauso. ¡Cuántas gracias habrá derramado entre esos changarines con torso descubierto, con ojotas o con ropa raída! Uno de ellos levantándose la camisa y mostrando la espalda le gritó a la Virgen ¡Curame! Emocionado por el gesto susurré en mi interior: “Que se te conceda”.

¡Qué más puede uno vivir en una tarde! Hay que agregar el entorno: delegaciones de Morón, el grupo Cóndor que tenían un cartel que decía “En defensa de la Patria”, el Centro patriótico de Tucumán, el Centro patriótico de Mar del Plata, el Centro patriótico Perico de Jujuy, el Centro patriótico de Tucumán, los Changadores libres del Mercado central de Buenos Aires, representantes del Escuadrón Fénix, grupos de danzas folclóricas, representaciones de San Andrés de Giles, una juvenil fanfarria que amenizó todo el acto y un nutrido número de abanderados.

Por si faltaba algo para que vibrara el corazón hasta estallar llegaron las acertadas palabras del veterano Víctor Bertone, de la señora madre del héroe Julio Cao y el patriota Rimoldi Fraga, que cerró el acto.

Por último deseo dejar las palabras con las que hice la invocación religiosa y bendición del Monumento, haciéndolas extensivas a todos los que lean o escuchen estas impresiones del magno 20 de noviembre de 2009.

“¡Padre Dios! Asiste a estos hijos tuyos que al inaugurar este monumento a nuestros héroes de Malvinas y entronizar la imagen de la Virgen del Rosario, que diera el nombre al Operativo Malvinas, imploran tu bendición sobre ellos, la imagen, la artística Obra y las placas.

Bendice a quienes lo idearon, a los profesionales que la diseñaron, a los trabajadores que se esmeraron en su construcción, y a los que contribuyeron con sus donativos.

Bendice a quienes lo visitarán.

Que su contemplación favorezca la honra de nuestros caídos por la causa Malvinas y la reivindicación de nuestros derechos soberanos.

Que nos estimule a consolidar nuestro ser nacional bregando por una paz social duradera, basada en la verdad y la justicia, con el respeto que corresponde a cada persona, cada familia y sus derechos fundamentales.

Bendice a quienes descubrirán en este monumento alimento para sus conocimientos y la comprensión de nuestra historia reciente.

Infunde en nuestros corazones la gracia de un amor verdadero y de un espíritu de servicio.

Que los esfuerzos de todos los habitantes de este país estén siempre orientados al bien común y a lograr y afianzar su bienestar.

Derrama tu Bendición + por intercesión de la Santísima Virgen María del Rosario, la que sentimos presente en nuestros puestos de combate tanto en la tierra, el aire o en el mar. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén”

 

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