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14/02/2012

 

Desde Costa Rica.... Malvinas Argentinas  

Desde estas tierras tropicales centroamericanas les envío el siguiente artículo que he escrito para los medios locales debido a la campaña de la inteligencia británica que trata de conseguir ilusamente apoyos por estos lados. Si asi les parece, y tomando en cuenta que en los contenidos hay un mensaje solidario hacia el pueblo argentino pueden reproducirlo.

Por José Luis Callaci

Realmente sorprende que un importante medio de la prensa nacional haya publicado un artículo titulado "Las Malvinas son Británicas". No por el título en si, ni por un determinado punto de vista sobre el conflicto entre el Reino Unido y la Argentina que viene acentuándose en los últimos meses, sino por lo superficial e irrespetuoso de sus contenidos.

Cabria preguntarse si la legislación que protege y permite hacer salvedades por las opiniones vertidas, exime de responsabilidad al medio por haber dejado pasar por sus rigurosos filtros de la página de opinión, tanta perogrullada.

Dicho lo anterior pasamos a referirnos al temerario artículo, con su atractivo título, que el supuesto autor depone en sus contenidos. Juzgarán los lectores si lo que caracteriza el tono empleado y las propias aseveraciones, algunas de carácter xenofóbico, al afirmarse en forma despectiva, sic. "Imagínense un mundo que hubiera sido gobernado por más de 2 siglos por un imperio español, un imperio ruso, alemán o un imperio japonés...", son propias de un costarricense o de alguien que no lo es; o que siéndolo se prestó para publicar algo elaborado allende los mares, por los que reinciden en dar declaraciones que ponen la historia al revés, en boca del principal que hoy habita en el número 10 de Downing Street.

No se puede negar la historia, aunque sí revisarla, lo que no ha sido necesario en el caso de Las Malvinas ya que los hechos, conocidos y reconocidos, son muy claros y han servido para que, desde los inicios del conflicto, se diera un contundente apoyo internacional al derecho de soberanía de Argentina sobre el archipiélago de Las Malvinas, acentuado recientemente con acciones concretas y solidarias de países de la región.

Desde ya hace varias décadas las Naciones Unidas, atendiendo los reclamos, viene solicitando a las partes que se sienten a negociar. Sin embargo esto no ha sido posible. Quien las hace las teme, es el dicho, y son cada vez más los que hoy se preguntan por qué razón el Reino Unido se niega a aceptar ese insistente llamado del máximo organismo internacional.

Pero volviendo al mencionado artículo. Hablar de antecedentes históricos omitiendo partes importantes de los mismos que no favorecen una determinada posición, constituye no solo una falta de honestidad sino un indebido acto, inadmisible y censurable.

Las disputas de las potencias europeas, España, Francia e Inglaterra por las tierras del nuevo mundo fueron múltiples y duraron varios años. Estuvieron matizadas por ocupaciones violentas contra las poblaciones nativas y con arrebatos, de unas a otras, de las establecidas colonias. Un ejemplo de esto último, son las invasiones inglesas de principios del siglo XIX para intentar apoderarse de las colonias españolas del Río de la Plata, las cuales terminaron en rotundos fracasos. El valor y la eficacia de las fuerzas del imperio español, las milicias criollas y la activa participación de la población, lograron expulsar a los invasores, en dos ocasiones.

La posesión definitiva de Las Islas Malvinas por parte España son el resultado de acuerdos históricos, validados en 1771 por el propio Samuel Jhonson, la más distinguida figura de letras de la historia inglesa. Con la Independencia, lo que era de España pasó a formar parte de los nuevos países, y el archipiélago de Las Malvinas pasó a ser una legítima posesión de Argentina, la cual estableció allí una guarnición militar y un importante número de colonos que se sumaron a la escaza población nativa.

La usurpación británica de las Islas Malvinas se dio en circunstancias de un conflicto comercial entre Argentina y los Estados Unidos que provocó fuertes enfrentamientos. El 28 de diciembre de 1831 la corbeta Lexington, de bandera norteamericana, ataca Puerto Soledad so pretexto de proteger el comercio de los Estados Unidos. Destruye las defensas militares y se hacen prisioneros a varios colonos. Debilitada la presencia argentina, el 3 de enero de 1833 los ingleses aprovechan para apoderarse de las islas, tomando por sorpresa al gobierno argentino con el cual el Reino Unido mantenía relaciones de paz.

El capitán inglés, al mando de la operación, cuyo nombre era John Onslow, le ordena a las autoridades de las islas arriar la bandera argentina para luego, al mejor estilo inglés, entregarles un escrito que en su último párrafo decía lo siguiente:

Siendo mi intención izar mañana el pabellón de la Gran Bretaña en el territorio, os pido tengais a bien arriar el vuestro y retirar vuestras fuerzas con todos los objetos pertenecientes a vuestro gobierno.

Soy, Señor, vuestro humilde y muy obediente servidor.

J. Onslow


A esta "cordial" y "respetuosa" "solicitud", sorprendente tal vez para algunos lectores, le siguió la debida obediencia al mandato de la Corona: izar primero la bandera británica y luego arriar la argentina. Los ingleses desalojan por la fuerza a las autoridades y soldados de la guarnición militar y a gran parte de la población civil argentina allí asentada.

Estos son los antecedentes de una historia de justos y permanentes reclamos por la parte despojada por la violencia que algunos califican de simple acto de piratería, y de prepotencia y soberbia imperial, por la otra. Son hechos irrefutables que el autor del artículo de marras, o solo prestador del nombre, se los brinca de olímpica manera. Se podría continuar hablando sobre las posteriores sublevaciones de los criollos gauchos y nativos de la tribu charrúa que quedaron en las islas o sobre la principal clase de personas que conmutadas sus penas fueron trasportadas en los años siguientes para establecer, lo que el autor llama la "colonia permanente", luego de aceptar ciertos acuerdos y condiciones.

Con seriedad y rigor analítico y sin caer en charlatanerías, se pueden abordar estos temas tan sensibles, por la vía político-diplomática y a través del debate público respetuoso y mesurado. Para aclarar, por ejemplo, las dudas en cuanto a la potestad argentina sobre el archipiélago y la natural e inmodificable geología que lo hace parte del continente al estar situado sobre la plataforma continental y a tan solo 480 Km de la Patagonia argentina, o por qué hoy las Islas Malvinas se volvieron tan importantes para los intereses de la corporatocracia internacional.

Y si se desea y de igual manera, sobre los actuales habitantes de una factoría militarizada que emite certificados y licencias internacionales de explotación de riquezas energéticas y minerales. Y si quisiéramos agregar más, sobre los intereses geopolíticos estratégicos de las grandes potencias mundiales en un lugar tan distante. Pero todo esto con altura, sin caer en garrulerías, superficialidades, descalificaciones e insultos, o echando mano a cuentos chinos que además, como en este caso, fueron muy mal contados.

Ignoramos que tipo de motivación pudo tener este admirador del imperio británico, que suscribe lo absurdo y lo ofensivo. Para decir por ejemplo, que gracias a la "dama de hierro" cayó la dictadura argentina???. Deliberada provocación, intento de denigrar o simple estulticia, lo cierto es que la realidad se impone; la que nos habla de un pueblo estoico que supo resistir una feroz dictadura planificada desde los centros de poder durante la guerra fría, que, como otras en la región, cometieron genocidios tolerados por los que hoy se presentan como paladines en la tutela de la democracia y de los derechos humanos. Quisiéramos saber que hacía la "dama de hierro" citada, y a todas luces admirada, mientras las madres y abuelas de Plaza de Mayo eran agredidas, secuestradas y desaparecidas por reclamar la devolución de sus hijos, vivos o muertos, o de sus nietos arrebatados de los brazos de padres moribundos.

Pareciera que cuando se trata de defender los poderosos intereses, en cuenta los que se aferran al pasado colonial, para la perversidad humana - tan bien asumida por la codicia enamorada del poder y la riqueza - no existen ni principios ni valores, ni serios argumentos, se recurre a cualquier cosa. Aunque, en este caso no habría que descartar que ante tanto desbarro aparezca por ahí algún reclamo parecido a aquello de "mejor no me defiendas compadre". Las Islas Malvinas son de su legítimo propietario, el pueblo argentino, y no de quienes se introdujeron en ellas por la fuerza.. Los usurpadores.

Mientras se escriben estas lineas la arrogancia inglesa hiere una vez más los sentimientos de pertenencia del pueblo argentino. En un claro acto provocativo realiza un desplante militar en las islas, esta vez con la publicitada participación de un miembro de la Corona. El artículo publicado en uno de los principales medios de Costa Rica titulado "Las Malvinas son Británicas" no expresa en lo más mínimo el sentimiento y las convicciones del pueblo costarricense que ha dado y seguirá dando su activa solidaridad con los justos y soberanos reclamos del hermano pueblo argentino.

El Malvinense en..

 

 

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