21-MAY: DURO GOLPE A LA FLOTA BRITANICA,
ALTO COSTO...
Me despertó un camarada con un fuerte sacudón, eran
las 04:30 Hs., rápidamente me incorporé y me vestí
(chaleco y pantalón de abrigo, buzo azulado y la campera de
mecánico, dos pares de medias comunes y sobre éstas un
par de lana, por último los borseguíes. En verdad resulta
muy incómodo caminar con tanta ropa, pero es la única
manera de protegerse del frío).
Luego fuí a los lavatorios: allí comprendí
lo que Tomás me había explicado, se formaban colas tras
cada pileta para lavarnos la cara y peinarnos, se perdía mucho
tiempo. Finalizada esta odisea nos dirigimos al micro que nos
trasladaría a desayunar, este trayecto era muy peligroso, la
velocidad era prácticamente "a paso de hombre" pues el
oscurecimiento era total y sólo estaba permitido circular con
las luces de posición encendidas (esta orden se cumplimentaba
estrictamente, ya que el camino era bordeando la bahía y desde
que se descubrió el helicóptero inglés, al igual
que las embarcaciones de goma, se temía que algún comando
atacara). Sentí algo de temor.
Una vez arribados a la Parrilla, nos sirvieron el desayuno
consistente en una taza de mate cocido y unas masitas criollitas con
manteca y dulce, teníamos que desayunar rápidamente pues
debíamos estar en la Base a las 05:45 Hs. En el trayecto fuimos
pasando por varios puestos de vigilancia, luego de identificarnos nos
permitían seguir hasta el próximo.
Al llegar a la Base los primeros en bajar fueron los armeros y
mecánicos que correspondían a la cabecera de la pista
identificada como 25, luego fuimos al otro extremo, a la denominada 07,
y por último a la plataforma de vuelo donde bajamos el resto.
Este micro regresaba al Gimnasio para trasladar al segundo contingente.
A los costados de la plataforma existían dos grandes
carpas, una era la que cumplía la función de
depósito de repuestos y herramientas y era el refugio del
personal de mantenimiento que atendía los aviones de plataforma;
la otra era de los armeros, su refugio y donde tenían sus
maletas de prueba con las que testeaban los circuitos de armamento de
las aeronaves, además armaban allí las espoletas para las
bombas, ellos tenían una camioneta para trasladarse con
sus herramientas y materiales a los lugares donde se encontraban los
aviones.
Me dirigí a la Sala de Situación, ya se encontraban
el Mayor y el 1er.Teniente, me comunicaron que este día
seguramente tendríamos mucha actividad, ya que las informaciones
que llegaban desde las Islas destacaban que se veía gran
concentración de barcos ingleses y aparentemente
tratarían de desembarcar tropas. Comenzamos con las tareas de
coordinación entre las cabeceras 25 y 07 y la plataforma, los
aviones prácticamente ya estaban listos, sólo faltaba
confirmar con qué tipo de armamento serían configurados.
Eran las 07:00 Hs., llegó el Vcom. Llabresse y los
Suboficiales de A-4C, ellos ya tenían la orden de alistar sus
aviones, estaba prevista una salida para las 10:00 Hs.
Llamé a Operaciones, me atendió el Vcom. Quiroga
que me dijo que debíamos configurar dos Escuadrillas de aviones
con 2 bombas BRP de 250 Kgs. con espoleta de cola frenada, capa
eléctrica en las Estaciones 3 y 5, los chassis cañones
completos con 250 proyectiles trazantes, perforantes y explosivos y
tres tanques suplementarios de 1300 Lts. cada uno en las Estaciones 2,
4 y 6. Las aeronaves debían estar listas para las 08:30 Hs.
Es indescriptible la excitación y ansiedad que
desató en mí esta orden. El Mayor Rodeyro y el
1er.Ten. Posadas se dirigieron individualmente a cada cabecera, yo me
puse en contacto con sus Encargados -Suboficial Mayor Alvarez de la 25
y Suboficial Auxiliar Pizarro de la 07- que comenzaron las
coordinaciones necesarias para cumplimentar lo ordenado.
Presurosamente se dirigieron los armeros a configurar los
aviones, la gente de apoyo terrestre que estaba desplazada en la
plataforma marchó con un tractor Harlan a cada una de las
cabeceras, llevando los tubos de aire comprimido para la puesta en
marcha de los aviones. Los especialistas se abocaron a realizar todas
las inspecciones previas al vuelo. Yo me puse en contacto con la planta
de combustible para que enviara a cada cabecera una abastecedora para
cargar las aeronaves.
Comenzaba a amanecer, el tiempo estaba frío y neblinoso,
pero según el Servicio Meteorológico, iría
mejorando paulatinamente. En la Isla estaba perfectamente operable para
la actividad aérea.
A las 08:30 Hs. empezaron a llamar los Encargados de las
cabeceras informando los primeros aviones listos. A las 09:15 Hs. ya
estaban todos alistados. Cuando lo informé a Operaciones me
dieron una orden fragmentaria (mensaje sintético con tipo y
cantidad de aviones y armamento, tipo de misión a realizar.
Ejemplo: intercepción o bombardeo, etc.) de la FAS: los aviones
debían decolar a las 09:50 Hs.
Rápidamente se lo informé al Mayor Rodeyro que me
ordenó ir a la Sala de Pilotos para actualizar el estado de los
aviones. Me recibieron el Mayor Sapolski y el Capitán Dimeglio
quienes se encontraban vestidos con los trajes antiexposición
que son de goma o neopreme de color naranja, los tenían
colocados todo el día a pesar de resultarles incómodos,
pero debían acostumbrarse pues si por alguna razón
tenían que eyectarse, estos trajes les permitirían estar
por lo menos 30 minutos en el agua sin morir congelados (sin ellos el
tiempo de sobrevida era 3 minutos). Los otros pilotos estaban sentados
alrededor de una larga mesa en la cual se encontraba una maqueta de las
Islas Malvinas donde se podían observar varias indicaciones y
marcaciones hechas por la gente de Operaciones mostrando donde se
encontraban distribuídas las fuerzas de defensa. A un costado
estaba el pizarrón donde yo debía actualizar la
situación de los aviones y los pilotos colaboraron conmigo. Me
dieron la formación de las Escuadrillas y me despedí
deseándoles mucha suerte.
Pasé esta información en forma urgente a
Operaciones, y me confirmaron que ya salían los pilotos hacia
los aviones, por la HT alerté a las cabeceras, eran las 09:40 Hs.
Comencé a escuchar el ruido de los motores puestos en
marcha, que se acentuaba al colocar la post-combustión al
máximo para devorar metro a metro los 2400 de extensión
de la pista, el avión se arrastraba al costarle mucho levantar
vuelo ya que por su configuración estaba al límite del
peso para la longitud de la pista.
A un costado de la pista estaban los armeros, mecánicos,
especialistas y soldados saludando fervorosamente a los pilotos, con
emoción y exclamaciones de aliento al grito de ¡Viva la
Patria!
Así partieron los aviones. De la primera Escuadrilla
solamente salieron dos, el tercero no pudo hacerlo por falla en la
puesta en marcha. De la segunda Escuadrilla partieron los tres. Este es
el detalle:
1ra.Escuadrilla
2da.Escuadrilla
C-404 Cap.
Dimeglio
C-412 Cap. Díaz
C-407 Ten.
Castillo
C-415 Ten. Aguirre Faguet
C-434 Cap. Dellepiane
Estos datos los transmití a Operaciones.
Ya no se escuchaban los ruidos ensordecedores del tronar de los
motores ni los gritos de despedida: los ruidos se transformaron en un
tenso silencio de espera y los gritos en plegarias a Dios. Aunque
sabíamos que tardarían en regresar por lo menos dos
horas, la angustia crecía.
Llegaron a la Sala de Situación el Mayor y el
1er.Teniente, comentaron que todo había salido bien con
excepción del avión que había quedado en tierra al
que tanto motoristas como electricistas estaban tratando de
solucionarle las novedades. Se trasladaron a la Torre de Control de
Vuelo para esperar noticias de las Escuadrillas. A su vez yo esperaba
ansioso su llamado. Transcurrieron casi 95 minutos cuando llamó
el Mayor Rodeyro con voz emocionada diciendo que la primera Escuadrilla
ya regresaba. A los pocos minutos volvió a llamar para avisar
que también tenían contacto con la segunda Escuadrilla y
que ya volvían. No aguanté más y le pedí
autorización para ir a esperarlos a la plataforma de vuelo.
Al correr la voz de estar próxima la llegada de los
aviones, todas las miradas se dirigieron al fondo de la cabecera 25
para observar que a gran altura se podía divisar una... dos...
un poco más lejos la tercera... la cuarta... y una quinta luz
muy pequeña, estas luces eran las del tren de nariz, que por
directivas de seguridad, toda vez que una avión se aproximase
para su aterrizaje, tenía que encenderla (ésta era una
señal para saber si el avión era nuestro o del enemigo),
la orden se tenía que cumplir tanto en el continente como en las
Islas.
Gracias a Dios ya estaban de regreso, se acercaban a gran
velocidad, ya tocaba la pista el primero dejando un humo blanco ,
lanzó el paracaídas de frenado, al perder velocidad
bajó la nariz, soltó el paracaídas y se
dirigió a la plataforma de vuelo, uno a uno aterrizaron de
idéntica manera. Acomodaron sus aviones en forma paralela,
detuvieron los motores y se silenció el tremendo rugir de los
mismos, pero todos los que nos encontrábamos a su alrededor
estallamos en gritos de alegría al ver el pulgar en alto de los
pilotos. Uno a uno fueron abriendo la cúpula de la cabina,
queríamos abrazarlos, darles nuestro afecto, con gran
emoción abracé al Cap. Dimeglio "Joker" y me dijo: "Le
dimos, hermano..."
Se dirigieron a la Sala de Pilotos rodeados de sus
compañeros a festejar los momentos vividos.
El personal de mecánicos, armeros y especialistas se
dedicaron con gran entusiasmo a recuperar estos aviones, pues varios
tenían novedades significativas:
C-434: Impacto en cono entrada de aire al motor, además
tuvo problemas en lanzamiento de bombas.
C-412: Rotura de antena VHF por impacto de un proyectil,
también tuvo problemas con el lanzamiento de bombas.
C-404: Traba de cañón izquierdo, al desengancharse
un eslabón de la banda de los cartuchos.
El resto de los aviones sin novedad. Los problemas de armamento
realmente nos tomaron de sorpresa, porque si algo se verificaba una y
mil veces, era justamente ese sistema. Se realizaron todas las
comprobaciones pertinentes y los aviones quedaron en servicio
nuevamente, salvo el C-434 que llevaría un poco más de
tiempo pues tenía que reparársele su estructura.
El Mayor Rodeyro dió la orden de suspender el almuerzo
porque se debían alistar los aviones para una próxima
misión, sólo comeríamos unos sandwiches cuyo
encargado de obtenerlos era el S.P. (R) Llanos. Este Suboficial, a
pesar de ser retirado, al declararse la guerra se presentó
espontáneamente y pidió ser desplegado con el personal de
mantenimiento; nos atendía a todos como si fuésemos sus
hijos, si alguien no podía abandonar su puesto, él
traía la comida; muchas veces discutió con Suboficiales
más antiguos e inclusive con Oficiales, para que nos dieran lo
que nos faltaba. Así se hizo querer por todos nosotros,
cariñosamente lo apodamos "Tío", llamándolo
confianzudamente "Tío Llanos".
Eran las 13:00 Hs. cuando llamé a Operaciones, y me
indicaron mantenernos atentos ya que seguramente saldrían otras
dos Escuadrillas, la configuración era idéntica a las
anterior; desde las cabeceras me pasaron los aviones listos:
Cabecera 25: C-421, C-412, C-415.
Cabecera 07: C-404, C-403, C-407.
Estos datos se los transmití a Operaciones, luego
fuí a la Sala de Pilotos, actualicé la pizarra,
tomé nota de quiénes integraban las Escuadrillas, y
mientras observé a los pilotos verificar las rutas de
navegación, trayectos óptimos, rumbos iniciales y
finales, corredores de entrada y salida. Me retiré
silenciosamente pues ellos necesitaban mucha tranquilidad.
Me puse en contacto nuevamente con Operaciones dándoles la
formación de las Escuadrillas:
La primera: C-404 My. Piuma, C-403 Cap. Donadille
y
C-407 1er.Ten. Senn.
La segunda: C-421 Ten. Román , C-412 My. Puga
, C-415 1er.Ten. Callejos.
A las 13:40 Hs. me avisaron de Operaciones que había
llegado la orden fragmentaria de salida de dos Escuadrillas a las 14:00
Hs.; urgentemente retransmití a las cabeceras esta orden, ellos
ya estaban alertados pues el Mayor y el 1er.Ten. se habían
adelantado. Se volvió a repetir la misma escena vivida con la
partida de las Escuadrillas de la mañana, la primera
salió a las 14:00 Hs., la segunda a las 14:05 Hs.
Quedamos a la espera del regreso, aprovechamos esos minutos para
alimentarnos, reunirnos y comentar los acontecimientos o bien compartir
algún juego o rueda de mate. El Mayor se dirigió a la
Torre de Control y el 1er. Teniente aprovechó para verificar y
controlar la reparación del C-434.
A las 15:50 Hs., calculando que ya estaría próximo
el arribo, fuí a la plataforma a reunirme con mis
compañeros que esperaban ansiosos la llegada de los aviones; a
las 15:55 Hs. se podían observar las luces de los trenes de
aterrizaje de la primera Escuadrilla, uno a uno fueron aterrizando y se
dirigieron a la plataforma, la alegría volvía a estar
presente, los aviones recién llegados no tenían carga
externa, ni bombas ni tanques; se podía ver que los parabrisas
del C-412 y C-415 se encontraban fisurados por las esquirlas de
proyectiles enemigos, pero como eran blindados, los pilotos no
sufrieron daño alguno. De todas formas esta novedad dejó
fuera de servicio a las aeronaves afectadas. El ataque fue a un blanco
naval inglés.
Quedamos esperando a la segunda Escuadrilla, todo el personal con
sus miradas dirigidas hacia el Atlántico, buscando los puntos
luminosos, esperanzados. Pasaron más de 15 minutos sin
novedades, pensamos que podían
venir demorados, nos angustiaba que el tiempo seguía
transcurriendo implacablemente y la autonomía de los aviones era
solamente de dos horas quince minutos.
Finalmente se los dió por desaparecidos, quedamos tristes
y con desazón, se apagó la alegría ocasionada con
la llegada de las anteriores Escuadrillas. Pensábamos en la
suerte corrida por nuestros camaradas, rogábamos a Dios que
hubieran podido eyectarse y salvar sus vidas, en los rostros de mis
compañeros ví amargura y tristeza.
Fuí a la Sala de Situación para tratar de enterarme
lo que había sucedido a esta Escuadrilla; a las 15:45 Hs. el
Comodoro Maistegui nos informó que había sido derribada
por los Sea Harrier lanzando sus poderosos misiles AIM-91 Sidewinder.
Se desconocía la suerte corrida por nuestros pilotos.
Con mucha pena me dediqué a confeccionar el Mensaje diario
y Parte de Guerra, el que resultó bastante extenso por la
actividad desarrollada.
Al escribir que el C-403, C-404 y C-407 no regresaron de la
misión, dándose por desaparecidos en combate y
desconociéndose la suerte corrida por los pilotos, sentí
un bajón muy grande, me imaginaba el momento en que nuestra
Unidad de origen recibiera este Mensaje, la tristeza que
produciría a pesar de que también les confirmaba que la
aviación argentina había causado graves daños a la
flota inglesa (el destructor Antrim seriamente averiado y una fragata
hundida, esta última fue atacada durante la mañana por la
Escuadrilla formada por el Cap. Dimeglio y el Ten. Castillo y luego los
A4-Q de la Armada terminaron con ella).
Estaba oscureciendo cuando llegó el C-419 que se
trasladaba a Río Grande procedente de la VI Brigada
Aérea, pernoctando en esta Base.
A las 19:00 Hs. llegó el Mayor Rodeyro quien nos
dió una noticia nada grata, ya que el II Escuadrón
Aeromóvil de Río Grande también había
sufrido la pérdida de dos aviones, tampoco se sabía la
suerte corrida por sus pilotos, era el C-409 (Capitán Luna) y el
C-428 (Ten. Bernarh).
Esto terminó de golpear nuestro ánimo, aunque nos
dieron otra buena noticia: los aviones A-4C y A-4B habían
averiado las fragatas Argonaut y Brilliant, estas informaciones eran
transmitidas por el personal de Inteligencia destacado como
observadores en las Islas.
Una vez transmitidos los mensajes, me trasladé al Gimnasio
en la camioneta del Escuadrón Aéreo, gracias a Dios no
iba ningún piloto pues no habría sabido qué
decirle. Al ingresar al Gimnasio pude percibir los ánimos
bastantes caídos y afectados por la pérdida sufrida por
nuestro Escuadrón, y eso que no sabían lo de Río
Grande; no fuí a cenar, sólo quería escribir un
poco y acostarme cuanto antes, que este día termine pronto.