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13/10/2010

 

El “factor Malvinas” en el acuerdo Francia-Brasil  

Como parte del proceso de consolidación de la asociación estratégica entre Francia y Brasil, el secretario de Defensa Nelson Jobim compareció ante las comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional de las Cámaras de Diputados y de Senadores, respectivamente, los pasados 26 y 27 de agosto, para presentar el programa de desarrollo del submarino nuclear brasileño.

Sugerente fue que para justificar la necesidad de que la Marina de Brasil cuente con submarinos de propulsión nuclear, el secretario ilustró su comparecencia, con reportajes de la época de la guerra de las Malvinas (1982), como lo informaron en la época medios impresos brasileños y argentinos; en particular, enfatizando el bloqueo naval impuesto por los submarinos nucleares británicos en torno a las islas. En esa ocasión, tres submarinos fueron suficientes para disuadir a los principales navíos de la Armada argentina a quedarse en sus bases, principalmente después del hundimiento del crucero General Belgrano por uno de ellos, el Conqueror.

Por ello, el "factor Malvinas" no solamente está presente en el aspecto militar de la capacidad de los submarinos nucleares. La verdad es que el conflicto de 1982 fue un parteaguas en las relaciones hemisféricas, en lo que respecta a la actitud norteamericana hacia el Hemisferio Occidental, con efectos directos sobre el pensamiento estratégico brasileño, contribuyendo para quitar a Argentina de la antigua posición de potencial principal oponente de las Fuerzas Armadas brasileñas.

Vale la pena recordar que, poco antes del conflicto, importantes sectores del "Establishment" norteamericano ya habían puesto en marcha una campaña de "desmilitarización" en América del Sur, entendiéndose como tal no solamente el cuestionamiento de la intervención de los militares en la política regional, sino también el papel de las Fuerzas Armadas de países como Brasil y Argentina, en la promoción de proyectos de tecnología avanzada en sectores de punta, como la industria aeroespacial, energía nuclear y otros.

Para implementar sus proyectos, grupos privados encabezados por la familia Rockefeller y el gobierno norteamericano se unieron en la creación del Diálogo Interamericano (DI), entidad que se encargó de congregar a líderes de varios sectores de casi todos los países de las Américas para promover su agenda política que iba desde la "desmilitarización", la desregulación económico-financiera, pasando por las privatizaciones en masa, legalización de las drogas, la agenda ambientalista y otros temas que integran actualmente las políticas nacionales en todo el continente. En el aspecto de la "desmilitarización", tal pauta fue eufóricamente asumida por sectores de la izquierda radical (agrupados en el Foro de Sao Paulo) que comenzaron a llegar al poder a lo largo de la década de 1990, apoyados de forma poco disfrazada por los intereses representados por el DI. De hecho, la "desmilitarización" regional fue política oficial del gobierno de George Bush padre.

Sin embargo, como lo enfatizamos anteriormente, no se puede decir que la asociación franco-brasileña sea "antinorteamericana" de por sí, pero es sin lugar a dudas un punto de inflexión en el ordenamiento estratégico hemisférico, pues implica un rechazo a una visión hegemónica basada en el poderío militar y en la supremacía tecnológica y económica, que tiene en los EU y el Reino Unido sus puntos focales.

Así, la opción por el caza francés Dassault Rafale F3 para equipar a la Fuerza Aérea Brasileña, aunque sea más costosa que la de sus pares norteamericanos Boeing F/A-18 Super Hornet o la del sueco Saab JAS-39 Gripen NG, se justifica por motivos político-estratégicos y no solamente económicos y militares. En el caso de los dos últimos aparatos, gran parte de las asociaciones industriales-tecnológicas pretendidas por Brasil estaría condicionada a las directrices políticas de Washington, que no tiene buenos antecedentes en esa área. Remember el veto a la venta de aeronaves militares de Embraer a Venezuela, por el hecho de que contienen motores e instrumentos de origen estadounidense, o los problemas de la Fuerza Aérea chilena para recibir los misiles de largo alcance para equipar a sus nuevos cazas Lockheed Martin F-16C/D.

La historia tiene una dinámica que a veces lleva tiempo ser entendida en todas sus dimensiones. Gran parte de los actuales acontecimientos políticos sudamericanos, incluyendo al fenómeno "bolivariano", se debe a la opción estratégica tomada por Estados Unidos en el conflicto de las Malvinas, cuando la arquitectura de seguridad hemisférica fue tumbada a cuenta de la asociación hegemónica con el Reino Unido. Aunque el vetusto enclave colonial británico en las islas se mantenga, las consecuencias de las fatídicas decisiones tomadas en 1982 están haciendo sentir su peso.

Por Lorenzo Carrasco

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