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Fuente: La Nación 24/01/08

 

Las empresas del mundo y la crisis del agua  
Nos encontramos al borde de una crisis en cuanto al recurso del agua. A medida que crece la economía y la población mundial, nos convertimos en un mundo cada vez más sediento.

Es importante saber qué cantidad de agua se necesita para lograr que cada aspecto de nuestra economía funcione. La producción de cada litro de petróleo requiere de hasta 2,5 litros de agua. En promedio, la agricultura con fines bioenergéticos requiere de por lo menos 1000 litros de agua para elaborar 1 litro de biocombustible. Se consumen unos 2700 litros de agua para fabricar una camiseta de algodón; hasta 4000 litros de agua para producir 1 kilo de trigo, y hasta 16.000 litros para producir 1 kilo de carne de res.

Las estadísticas son también sorprendentes en otros productos de consumo masivo y que todos damos por sentado, como leche, el fruta, detergentes, pinturas, cosméticos y más. En promedio, las personas con mayor poder adquisitivo “consumen” más de 3000 litros de agua por día. Aun para producir los elementos más básicos, tales como cemento, acero, químicos, la minería o la generación eléctrica, se consumen toneladas de agua.

Este año, observamos el impacto que una combinación entre el cambio por biocombustibles para una cosecha y una sequía pueden tener en los precios de los alimentos. El agua es el mayor problema que aparece detrás de este tema. Su impacto puede ser aun más profundo sobre los consumidores y los votantes. Nos encaminamos hacia sacrificios dolorosos o hasta conflictos. A lo largo del río Colorado, del Indo, de la cuenca Murray Darling, del Mekong, del Nilo o dentro de la región norte de las llanuras de China, por ejemplo, ¿utilizamos la escasa agua para alimentos, combustible, para personas y ciudades o para el crecimiento industrial? ¿Hasta dónde puede una represa contener un río verdaderamente? ¿Cómo delinear formas para que cada actor en la economía obtenga el agua que necesita para satisfacer sus aspiraciones humanas, económicas y culturales? ¿Y cómo se puede asegurar que no se destrozará el medio ambiente en el proceso?

Son preguntas de difícil respuesta. Y a diferencia de la reducción en la emanación de carbono, no existe una alternativa, no hay sustitutos para promover. Como tampoco existe una solución global para negociar. Cerrar una canilla en Vancouver o en Berlín no aliviará la sequía en Rajastan o en Australia. El agua es un recurso local. Las cuencas de agua se convertirán en puntos de conflicto. El 70% de la totalidad de la utilización de nuestra agua potable es en la agricultura y la producción textil. Los ahorros que puedan hacerse podrán ayudar en otro lugar en la cuenca acuífera.

El Internacional Water Managemet Institute (Instituto Internacional de Administración del Agua) encargó a 500 científicos examinar el tema del agua en la agricultura. La elaboración del informe llevó cinco años. Concluyeron que, en las próximas décadas, no contaremos con suficiente agua para abastecer la demanda global de alimentos, a menos que se hagan reformas urgentes en lo referido al agua y la agricultura.

El cambio climático ocasionará que esta situación ocurra en menos tiempo y con más gravedad. El último informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change, Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) indica que si la temperatura promedio global se incrementa en 3°C, cientos de millones de personas quedarán expuestas a una mayor falta de agua. Este informe plantea el llamado de atención que necesitamos para comenzar a actuar frente al problema.

Se aproxima una tormenta perfecta. Y comienza con la situación moralmente intolerable de que el 20% de la población mundial actual carece de acceso a suministros de agua potable.

Pero todavía no se trata de una catástrofe. Hallar las soluciones está a nuestro alcance. Las empresas pueden mejorar la eficiencia en el uso del agua y, en muchos casos, se han aumentado las expectativas. Existen numerosas historias sobre éxitos. Pero requerirá que todos y cada uno en la cuenca acuífera trabajen en conjunto para modificar las reglas del juego en general. Es esto lo que hace de éste un desafío difícil.

Por ahora nos encontramos en la delantera. Si se la aborda de manera inteligente y con nuevas formas de colaboración entre gobiernos, empresas e industrias, creemos que la crisis venidera puede prevenirse.

Nos reunmos en el Encuentro Anual del World Economic Forum en Davos para levantar el perfil económico y político de un recurso como el del agua –para generar conciencia entre nuestros colegas empresarios, nuestros políticos y la sociedad en su conjunto acerca de cómo necesitaremos adaptarnos a este desafío que avanza tan velozmente hacia nosotros.

¿Cómo podemos comenzar a actuar ahora, incluyendo nuestras propias empresas, para afianzar la organización de un mundo con agua segura para todos para el año 2020? Nuestro objetivo es el de catalizar en el encuentro de este año en Davos, Suiza, una coalición pública-privada de alto impacto, con el fin de ayudar a encontrar maneras para que todos logremos administrar nuestras necesidades futuras de agua antes de que se desate la crisis.

Por Klaus Schwab y Peter Brabeck-Letmathe
Para LA NACION

Klaus Schwab es fundador y presidente ejecutivo de World Economic Forum; Peter Brabeck-Letmathe es presidente y director ejecutivo de Nest

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