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Fuente: IAR 21/04/08

 

China nacionaliza su petróleo  
Por Alfredo Jalife Rahme - La Jornada, México

Las tendencias hacia la “desprivatización” son globales, y China, segundo mayor importador y relativa potencia productora de hidrocarburos, no es la excepción con el inicio de la renacionalización de su industria energética.

China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), la tercera compañía de las cuatro principales petroleras estatales que detenta, compró 80 por ciento de las acciones de Hangzhou Kangbo Petroleum Co Ltd, empresa petrolera privada en la provincia oriental de Zhejiang (Xinhua, 16-4-08). ¡Al revés del duopolio neoliberal PRI-PAN, que desea regalar las tres cuartas partes de los ingresos de Pemex a la iniciativa privada (doméstica, foránea o híbrida)!

Cabe señalar que en la mentalidad de los políticos chinos los hidrocarburos no solamente pertenecen a la mayor escala trascendental de la geoestrategia, sino que, también, forman parte del andamiaje de su seguridad nacional.

Xinhua establece que la desprivatización y/o renacionalización “será un paso mayúsculo para la construcción de una red nacional de distribución para los productos refinados del petróleo”, según la sabia percepción de Li Maolin, director operativo de Petroquímica y Refinación de CNOOP. ¡Al revés de la pareja Calderón-Beltrones!

La nacionalización o desprivatización de gasolineras y depósitos en la provincia de Zhejiang “ayudará a CNOOC a reducir sus costos en la construcción de una red nacional de distribución”, argumenta Chi Yongbo, director de Kangbo (la empresa nacionalizada), quien parece estar más feliz que nunca con la medida rectificadora.

En su imparable dinámica nacionalizadora, CNOOC planea construir mil estaciones de gasolina y depósitos de petróleo hasta 2010 en los tres poderosos centros económicos del país: el delta de río Perla (en Guangzhou); el delta del río Yangtze (en Shanghai), y en Bohai (en el cinturón de Pekín).

Con eficiente mentalidad estratégica y nacionalista, los proyectos de refinación de CNOOC son ambiciosos en las provincias de Shandong, Hebei y Zhejiang, con el fin de mejorar el abastecimiento de los productos petroleros.

El empuje nacionalizador de CNOOC no tiene límite y pronto contempla adquirir varias empresas privadas, sin romper, by the time being, su alianza mercantil que realizó para una refinería de 12 millones de toneladas con la petrolera anglo-británica Royal Dutch Shell, en Hutchou, en la provincia sureña de Guangdong.

No se necesita ser genio para avizorar que más temprano que tarde, conforme avance la declinación irreversible de las trasnacionales petroleras privadas anglosajonas, China irá adquiriendo el control absoluto de las petroleras privadas domésticas y foráneas con las que se alió por necesidad en el pasado.

Mas aún: mediante sus poderosos “fondos soberanos de riqueza”, China vislumbra comprar un buen paquete de acciones de las declinantes trasnacionales petroleras privadas anglosajonas.

Lo interesante del inicio de la desprivatización y/o renacionalización china en el ámbito de los hidrocarburos es que sucede casi 14 meses después de la “apertura” del mercado del petróleo y los productos refinados, con el fin, en ese entonces, de romper el monopolio de las otras dos empreesas estatales: China National Petroleum Corporation y China Petroleum and Chemical Corporation. Como dato cultural adicional, Sinopec representa la cuarta empresa estatal del país.

¿Se arrepiente China de su previa “apertura” parcial, que no funcionó a la hora de la aplicación teórica, o realiza una creativa cuan insólita competencia triangular entre sus empresas estatales petroleras en los sectores de refinación y petroquímica? En última instancia, ¿mantiene en jaque a las piratas trasnacionales petroleras privadas anglosajonas?

Llama la atención que a pesar de representar una empresa estatal offshore, es decir, consagrada a la exploración marítima, CNOOC acuda al rescate en tierra firme (onshore), donde las empresas privadas de refinación habían hecho de las suyas y, sobre todo, habían creado, cuando no agudizado, una crisis artificial para elevar los precios. La historia de siempre.

Lo cierto es que la “apertura privatizadora” en refinación y petroquímica resultó un desastre descomunal (remember Argentina, con Repsol YPF y Carlos Ménem), a grado tal que el portal neoliberal fundamentalista Stratfor (17-4-08), centro de pensamiento texano-israelí, no tiene más remedio que admitir a regañadientes: “la carestía de los productos petroleros ha sido frecuente en China, pero la escasez vista en los pasados 12-18 meses (nota: es decir, al inicio de la “apertura privatizadora”) ha sido particularmente severa, debido a factores externos, como el clima, e internos, como el rechazo de las refinerías locales para procesar suficientes productos petroleros por ausencia de ganancias” (¡supersic!).

A juicio de Stratfor, el gobierno chino “utiliza en forma gradual a CNOOC para comprar y nacionalizar efectivamente una variedad de jugadores privados en el sector energético en los rubros de refinación y distribución, revirtiendo gradualmente el proceso de liberalización de la industria energética de China.”.

Stratfor, adolorida hasta el alma, interpreta que, “en realidad, Pekín continúa la consolidación de su captura del sector energético mediante arreglos manejados por sus empresas estatales petroleras”.

El centro de pensamiento texano-israelí duda de la voluntad del presidente chino, Hu Jintao, de “restructurar” la industria energética, que sufrió un descalabro cuando en marzo pasado el Congreso Nacional del Pueblo impidió la creación de un ministerio de energía de corte entreguista neoliberal. ¡Al revés de la pareja Calderón-Beltrones!

En un artículo previo, Stratfor (“China: hacia una reversión de la liberalización energética”, 14-12-07) presagiaba la desprivatización: “la liberalización de China, inducida por su ingreso a la Organización Mundial de Comercio, en 2001, está a punto de ser revertida en el sensible sector energético desde el punto de vista geopolítico”. Al revés de la pareja Calderón-Beltrones, que no tiene la más mínima idea del costo estratégico de su entreguismo geopolítico al regalar Pemex al peor postor y al mejor impostor.

 

 

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