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03/06/2011

 

Cómo y por qué de la Guerra de Malvinas: Margaret Thatcher y la Armada Real  

Ver parte I: Los hechos en Argentina

Ver parte II: El incidente en las Islas Georgias del Sur

Ver parte III: De como Inglaterra creó, planificó y provocó el conflicto armado

Ver parte IV: La provocación británica en marzo del 82, precipitó el conflicto bélico

Parte V: Los intereses políticos. Margaret Thatcher y la Armada Real

Necesidades de política interna británica

1.- Situación socioeconómica
Las políticas económicas y sociales no eran las mejores durante 1981, y prometían empeorar el próximo año. El índice de desocupación superaba los dos millones. Huelgas y conflictos laborales de obreros y empleados de la salud pública, transporte y otros grupos del sector público. Más de doscientas quiebras comerciales por semana. Capitales y fondos de inversión que ante la crisis se refugiaban en ultramar, con el fin de obtener negocios más lucrativos que los que había en la estancada economía británica. El producto bruto interno era tan solo cuatro veces superior al de Suiza. Al afectar el desempleo a los más pobres, esto producía violentos motines y revueltas raciales en los pueblos y ciudades de Reino Unido, a mediados de 1981.

2.- Situación preelectoral del Partido Conservador
Ante la crisis del gobierno, el Partido Conservador se veía perjudicado en la intención de voto. Aún peor, el recientemente formado Partido Social Demócrata, progresaba a pasos agigantados aliado con los liberales. Según las encuestas, ponía en duda la continuidad de los conservadores en el poder, el cual habían ostentado durante la mayor parte del siglo XX junto a los laboristas. Margaret Thatcher, tendría grandes dificultades para obtener una reelección en los comicios de diciembre de 1983.

3.- Popularidad de la Primer Ministro
Thatcher era la más impopular de los gobernantes de las últimas décadas. En marzo de 1982 (pico más bajo de su popularidad), el 75% del electorado opinaba negativamente acerca de su política. Ya no solo peligraba el Partido Conservador, sino también su propia carrera política.

4.- Las bases para el apoyo popular desde 1982 en adelante

La guerra le permitió recobrar la popularidad a Margaret Thatcher y al Partido Conservador, recuperando el crédito de gobierno fuerte y estable.
En 1983 Thatcher obtuvo el voto del 42% del electorado. En 1988 fue reelecta por tercera vez.

Pensamientos ingleses

Tam Dalyell, parlamentario del Partido Laborista y acérrimo enemigo de Margaret Thatcher, expresó que la Primer Ministro fue la que provocó la guerra de 1982, "por exclusivas razones de política doméstica británica" (Diario Clarín 10/06/1986).

Max Hastings y Simon Jenkins, periodistas ingleses mencionan en su libro La Batalla por las Malvinas en las páginas 357/358:

El diario The Guardian a fin de año de 1982 expresó que ese año sería recordado por una guerra innecesaria, efectuada "sin ninguna otra razón que asegurar la supervivencia del gobierno de la Sra. Thatcher".

El 24 de junio de 1982, en sesión del Parlamento británico Margaret Thatcher enfrentó un arduo debate. El ex Primer Ministro James Callaghan la acusó de estar al tanto, desde febrero de ese año, de una amenaza de desembarco argentino."Luego de recriminarle por no tomar medidas preventivas, le expresó señalándola con su dedo índice: "Cualquiera sea la forma que tome la investigación, la responsabilidad definitiva por lo que sucedió fue suya".

El Ecoropa Inform, expresa (pág. 11, y citado en la obra El peón de la reina, de Virginia Gamba, pág. 141):

 

Intereses de la Armada Real británica

1.- La adscripción al plan de instalación de los misiles Trident a partir de 1979

La decisión de integrar el selecto grupo de potencias nucleares trajo como consecuencia, con el advenimiento de la Sra. Thatcher al gobierno de 1979, el estudio del reemplazo de los misiles "Polaris" por el nuevo sistema misilístico "Trident", mucho más moderno, que debía ser adquirido a EE.UU.

Esta decisión no era simplemente un reemplazo de armas, sino que conllevaba profundos cambios en la concepción estratégica.

En efecto, significaba integrarse en el esquema estratégico militar de la OTAN, que pasaba a ser prioridad del Gobierno y que es esencialmente defensivo. Traía como consecuencia que el papel asignado a la Marina dentro de este esquema se redujera notablemente. Perdía sentido conservar los portaaviones, ya que si bien habían sido adaptados para utilizarlos como portahelicópteros en la guerra antisubmarina, perdían su vigencia a través del empleo preferente de los submarinos de propulsión nuclear, como armas de disuasión o de ataque.

En Malvinas se vio claramente este ejemplo. El portaaviones HMS Invincible, fue atacado con el disparo de un misil Exocet, una mole de cientos de tripulantes y armamentos quedó expuesta a la suerte de un solo misil, que pudo haber provocado la perdida del buque y de todo el material militar y humano. Si Argentina lo logró sin la tecnología de avanzada, que no haría en ese entonces la Unión Soviética con sus submarinos nucleares en plena Guerra Fría.

2.- La reducción del presupuesto con afectación principal a la Marina: venta o desguace de unidades

Los gastos de Defensa previstos para el período 1981/83 rondaban las 14.400 millones de libras esterlinas. Ello equivalía a más del 5% del producto bruto interno del país, "una de las cifras más altas dentro de la Alianza Atlántica", como lo había señalado John Nott, Ministro de Defensa británico. Además, en el marco de un acuerdo con la OTAN, el gobierno se había comprometido a un incremento del 3% anual en términos reales.

A esto se agregaba, el deseo de reemplazar el sistema de misiles (Trident por Polaris), con lo cual se sumaban unas 500 millones de libras a los gastos de Defensa para los próximos diez o quince años. De esta manera, se hacía necesario reducir gastos, y la Armada Real era la Fuerza elegida para ello. Tenía entonces la Fuerza, una batalla propia con el Gobierno, debido a que se estimaba que debía desprenderse de alrededor de 20 buques y disminuir sus efectivos considerablemente.

3.- Necesidad de hallar un justificativo de la existencia y permanencia de la Marina británica

De esta manera, en 1982 se llega prácticamente a la culminación de un ciclo histórico con respecto al arma de la Marina Real británica. El mismo comenzó a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuando se va produciendo el retiro progresivo de Gran Bretaña de las zonas del planeta en las cuales mantenía colonias. La más afectada por este retiro resultaba ser la Marina, verdadero cordón umbilical entre la metrópoli y las colonias. Al desaparecer éstas, desaparecían también las necesidades de transportes marítimos y de buques de guerra que los custodiaran.

Esto, unido al advenimiento de las armas nucleares, trajo como consecuencia la disminución notoria en el esquema de defensa de la fuerza naval. Durante las décadas de los años 60 y 70, la Marina defiende lo que estima es su símbolo: los portaaviones. Ellos demostraban el alcance de la mano del Imperio con respecto a zonas alejadas del globo.

Cabe citar que en 1966, Denis Healey (ministro laborista de Defensa), decidió terminar con los portaaviones. Editó un Libro Blanco, en el cual se afirmaba que las únicas operaciones en las que podrían volver a usarse los portaaviones, sería: "un desembarco o retirada de tropas contra un enemigo de recursos sofisticados fuera del alcance aéreo con bases terrestres". El Libro Blanco describía en esa frase, lo que sucedió luego en Malvinas, dieciséis años después.

A fines de la década del 70 y principios de la del 80, prestaban servicios en la Marina el Invincible, el Hermes, mientras que otra unidad, el Illustrious, comenzaba a armarse en los astilleros Tyne. La justificación de su permanencia estaba dada porque podían transportar aviones Harriers y helicópteros dentro del esquema de defensa antisubmarina de la OTAN.

Sin embargo, en 1981 apareció el Libro Blanco de John Nott, que consideraba que la función antisubmarina podía ser cumplida más eficazmente y a un costo menor por destructores y fragatas.

Las consecuencias de este enfoque fue que el Invincible resultó vendido a Australia y el Hermes se inventarió como futura chatarra. Paralelamente, los buques de guerra comenzaron a padecer falta de repuestos. También en 1981, y de acuerdo con la concepción de Nott de que la Marina debía concentrarse en la defensa antisoviética y antisubmarina, dejó de tener sentido el mantener operativas las unidades especializadas para operaciones anfibias, preferentemente en áreas alejadas.

Ello significaba radiar de servicio a los buques de asalto, como el Fearless y el Intrepid. Los cortes también afectaron el único barco de la Armada Real que patrullaba las aguas del Atlántico Sur: el HMS Endurance, que debía dejar la zona en abril de 1982.

Cuando estalló el conflicto, Gran Bretaña estaba empeñada en un proceso de reducción de las unidades de superficie de la Armada, en beneficio del aumento y modernización de las submarinos nucleares. Es decir, el programa de reducción no estaba suficientemente avanzado cuando las hostilidades estallaron en abril. Ése es el principal motivo y explicación de por qué estallaron en esa fecha.

Sencillamente, porque en una fecha posterior, la Marina Real no podría haber afrontado una situación similar a la de abril de 1982. Al respecto, Lord Hill Norton, almirante de la Royal Navy y Jefe de Estado Mayor de Defensa, expresó "En dos años más, hubiésemos sido incapaces de montar la Task Force, y habríamos sido derrotados si lo hubiésemos intentado".

En estas condiciones, el conflicto del Atlántico Sur tuvo lugar, sospechosamente, en un momento ideal para el Almirantazgo; antes de la desprogramación de los portaaviones y parte de la flota, con un problema militar operativo a resolver, en el cual, necesariamente, se debía contar con este tipo de naves si se deseaba tener alguna esperanza de éxito al enfrentar a una fuerza aérea basada en tierra.

Al renovarse la amenaza de la reducción del Arma, se creó una nueva doctrina para encontrarle renovada utilidad y luego, por último, se reforzó la necesidad creada inventando un área que hacía a los intereses nacionales y que se hallaba al alcance de posibilidades de la flota.

Es por ello que a la Marina británica le conviene hacer un "caso" del incidente ocurrido en las Georgias, vinculándolo con Malvinas, pues así se garantizaba el corte de las negociaciones con la República Argentina (tal como se pedía en la Cámara de los Comunes el 24 de marzo de 1982), lo cual obligaría a estacionar fuerzas que permitieran la defensa permanente de las islas, objetivo que coincidía plenamente con la intención de instalar la "Fortaleza Falkland".

Vale decir entonces que lo ocurrido en marzo/abril de 1982 en el Atlántico Sur, eran hechos que resultaron de la mayor conveniencia para la Marina británica porque:

1. Pudo demostrar su eficacia como instrumento militar.

2. Como consecuencia de lo anterior, justificar la permanencia de sus unidades y su misma razón de existir.

3. Como la fuerza más tradicional que es, cuenta con la presión más poderosa dentro del Parlamento británico. En tal sentido, su decisiva intervención representó el triunfo como grupo de presión en contraposición con la política de disuasión nuclear y desmantelamiento de la flota de superficie decretada por el gobierno conservador británico en 1981. Como vemos, la Marina británica logró su objetivo, y Malvinas fue la herramienta (excusa) perfecta.

En diciembre de 1982, en uno de sus últimos actos oficiales antes de dejar su cargo, Nott presentó un nuevo informe de Defensa al Parlamento, titulado "The Falkland Campaign: The lessons" (La campaña de las Malvinas: las lecciones), en el cual se anunciaba una cantidad de cambios.

El número de fragatas y destructores que, antes del mes de mayo de 1982, alcanzaba a totalizar 60 unidades, se incrementó después del conflicto. Se mantuvieron el Invencible, el Hermes, y se incorporaron el Ark Royal y el Illustrious, con generaciones de aviones Harriers y Sea Harriers y helicópteros. Se mejoraron los sistemas de defensa antiaérea y misilística de los buques.

El parlamentario Tom Dalyell, cita en su obra titulada One Mans´s Falkland: "... la Marina quería ir al Atlántico Sur, entre otras cosas para justificar su creencia que había un futuro para barcos de importancia capital como el Invincible, que el gobierno deseaba vender..."

Tiempo después de finalizar las operaciones militares, en 1985, apareció en Londres un interesante libro cuyo autor es Clive Pointing, el funcionario británico de Defensa, que fuera procesado por entregar documentos clasificados como secretos al laborista Tam Dalyell. Su referencia a este momento es ilustrativa de las motivaciones del gobierno de la Sra Thatcher (4 de abril):

Conclusión

Lo aquí expuesto confirma los intereses políticos de Margaret Thatcher y los intereses de la Marina Real para desatar un conflicto bélico en el Atlántico Sur. Todos los personajes citados que avalan el presente informe, son de origen británico, más aún, el señor Clive Pointing era parte del Ministerio de Defensa de aquél entonces. Sus declaraciones confirman la veracidad de los hechos.

Sin embargo, si algo no estuvo en mente de la Marina británica ni de sus gobernantes, era la capacidad militar argentina, que pese a su atraso tecnológico, le provocó gran cantidad de bajas. La Fuerza Aérea y la Naval fueron las únicas del Hemisferio Sur en hundirles y averiarles buques de guerra a Gran Bretaña, provocándoles las bajas más considerables desde la Segunda Guerra Mundial. Sin dudas que nadie esperaba tales resultados.

Al retomar las Islas Georgias el 25 de abril, los británicos que habían llegado tan sólo cinco días antes a la región, creyeron que sucedería lo mismo con Malvinas, pero se encontraron con los argentinos decididos a defender su territorio a sangre y fuego.

Luego del conflicto armado, la Marina perdería, media docena de barcos de guerra y pertrechos militares en manos de Argentina. Expresaba un Veterano de Guerra inglés en medio del conflicto: "John Nott quería una Armada pequeña. ¡Por Dios, la tendrá!" (Teniente coronel Herbert Jones, jefe del II Batallón de Paracaidistas británico, aludiendo a las graves pérdidas navales de la Fuerza de Tareas, muy pocos días antes de caer en Pradera del Ganso. Piñeiro, op. cit., p. 241)

"La Marina pensó que nosotros somos británicos y ellos (los argentinos) unos atrasados, y que esta diferencia sería
suficiente. Así nos lo dijo el almirante
(John Woodward) por la televisión... y así fue como hundieron al Sheffield..."
(Teniente David Tinker, muerto en el HMS Glamorgan el 12/06/82, en carta póstuma a su padre. Citado en: Revista Por Malvinas. Una generación que sigue la lucha, n° 27, p. 4)

 

Fuentes bibliográficas:

Estrategia: intervención y crisis. Virginia Gambia, Ed Sudamericana, (1985), págs 151/153
La Batalla por las Malvinas. Hastings-Jenkins, Ed Emecé, 1984., págs 26/28
Diario Clarín 14/03/1985; 6/05/1982 ("Presagios en Downing Street, Julio Nudler pág 13); 29/03/1985 (reportaje a Clive Pointing).

 

Ver parte IV: La provocación británica en marzo del 82, precipitó el conflicto bélico

Ver parte III: De como Inglaterra creó, planificó y provocó el conflicto armado

Ver parte II: El incidente en las Islas Georgias del Sur

Ver parte I: Los hechos en Argentina

 

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