15/02/08

 

“La política del gobierno en Malvinas no puede conducir a ningún avance”  

Ante el viaje de Cristina Kirchner a Londres y el reclamo sobre las islas Malvinas, el ex vicecanciller Andrés Cisneros analiza, en diálogo con La Política Online, la estrategia argentina y apunta: “Nadie que piense con realismo puede creer que en un plazo histórico previsible los ingleses pidan disculpas y devuelvan las islas”...

El futuro viaje de Cristina Kirchner a Londres y la posibilidad concreta de que se retome el tema de la soberanía sobre las islas Malvinas abre el debate una vez más sobre cuál sería la mejor estrategia para intentar lograr un acuerdo definitivo.

Al respecto, el ex vicecanciller de Guido Di Tella, Andrés Cisneros, analiza la política exterior de la Argentina, las posibilidades reales de conseguir algún beneficio y la situación, siempre compleja, de los isleños.

¿Cómo analiza la política exterior del actual gobierno en relación a las islas Malvinas?

La política exterior de este gobierno en Malvinas no puede conducir a ningún avance porque no hace sino repetir lo que se viene haciendo desde hace muchos años sin resultado alguno, que es insistir solamente en que tenemos razón sin avanzar en negociaciones concretas con Gran Bretaña.

Desgraciadamente en el mundo no basta con tener razón, para hacer valer nuestros derechos tendríamos que tener prestigio, peso en el mundo y un marco de alianzas con los países que más influyen. Y estamos muy lejos de eso.

Quedarnos simplemente lamentando la usurpación que efectivamente cometieron los ingleses es como labrarle a la luna: tenemos toda la razón, pero eso no es suficiente para obtener la devolución de las islas.

En este contexto, ¿no cree que en la opinión pública está extendida la idea de que el mundo nos da la razón sobre el tema?

Hay que explicarle a la opinión pública que no es verdad que las Naciones Unidas nos hayan dado la razón, todo lo que hacen en el Comité de Descolonización es exhortar a las dos partes a que negocien bilateralmente.

Y por un lado los británicos se niegan a discutir soberanía, pero proponen discutir sobre otros temas como son los recursos naturales, la cuestión estratégica del estrecho de Magallanes y todo el Atlántico sur, donde se viene encima un problema tanto o más serio que Malvinas que es la pretensión británica sobre la Antártida.

Por su parte, gobiernos como el actual exigen que se discuta soberanía antes de discutir cualquier otra cosa. El resultado es un diálogo de sordos y la garantía de que la actual situación se puede perpetuar eternamente.

A pesar de este diagnóstico, ¿no es posible pensar que Inglaterra cambie de posición y devuelva las islas?

Nadie que piense con realismo puede en serio creer que en un plazo histórico previsible los ingleses pidan disculpas, nos devuelvan las islas y se vayan sin tratar de quedarse con algo.

Y del lado argentino, sobre todo después de la guerra del `82, las islas están muy lejos de ser recuperadas. Excepto que podamos entablar negociaciones que permitan alguna solución que satisfaga a ambas partes.

Debe dejar de engañarse a los argentinos haciéndoles creer en soluciones mágicas, o tomar la decisión todos juntos de mantenerlo como un reclamo en el cual no estamos dispuestos a negociar nada aunque las posibilidades de éxito aparezcan imposibles.

La política de los noventa expresaba el realismo de quienes pensamos que es posible honrar el interés nacional aunque se entablen negociaciones, en la que es ilusorio suponer una victoria del cien por ciento.

¿Qué políticas se implementaron en los noventa con respecto a la relación bilateral con Inglaterra?

Nosotros creíamos, y seguimos creyendo, que cualquier solución satisfactoria va a provenir mucho más del entendimiento entre los habitantes de Malvinas y los de la Argentina continental que comercian, que cooperen, que se asocien en negocios, que viajen, que se conozcan, que se casen, y lentamente a través de varias décadas terminen integrándose mucho más que de las maniobras o las astucias de políticos y diplomáticos.

¿Cuál es el eje de conflicto con respecto a la situación de los isleños?

En el debatido asunto de los intereses o los deseos de los isleños, Argentina tiene razón, pero si queremos alguna vez avanzar hay que entender que, sobre todo después de la guerra, ningún gobernante inglés podría atreverse a proponerle al Parlamento británico cualquier arreglo que fuera masivamente rechazado por los isleños. Creer otra cosa es no ser realista.

A diferencia de ello en la actualidad se ha regresado a una política de reclamarlo todo en una situación de poderes y prestigio tan despareja que el resultado sigue siendo nada.

No hay ningún problema en reclamarlo todo sin estar dispuesto a negociar nada. Pero entonces sincerémonos ante la gente y digámosle que hemos convertido al reclamo de Malvinas en algo casi simbólico con posibilidades prácticamente nulas de obtener nada concreto.

Finalmente, ¿qué se puede esperar de la visita de Cristina Kirchner a Londres?

Desgraciadamente creo que lo único que va a conseguir es consolidar una actitud en la cual nosotros nos quedemos con la razón y los ingleses se queden con las islas.

Si quiere dejar su opinión puede enviar un e-mail a:
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