Fuente: AICA
24/07/07

 

La Virgen que 3 veces protegió a los soldados argentinos  
Primero fue Liniers en las jornadas de la Reconquista y de la Defensa de Buenos Aires contra las invasiones inglesas; después fue Belgrano que puso bajo su amparo al Ejército de la Campaña del Alto Perú, y por último en ocasión de la Guerra de Malvinas. En los tres casos fue Nuestra Señora del Rosario que se venera en el templo de Santo Domingo la patrona y protectora de las fuerzas argentinas que se batieron en esas oportunidades.

Así lo explicó el vicario capitular del Obispado Castrense, monseñor Pedro Candia, en su homilía pronunciada el pasado ll de junio en ocasión del homenaje rendido a los caídos en la Guerra de Malvinas, realizado en la basílica de Nuestra Señora del Rosario (Santo Domingo) con la presencia de las autoridades del Estado Mayor General del Ejército.

Don Santiago de Liniers
“A los pies de este altar de la Santísima Virgen, Madre de Dios, han doblado sus rodillas grandes hombres de nuestra historia, padres de nuestra Patria Argentina”, comenzó diciendo monseñor Candia.

“Aquí vino a solicitar gracia y auxilio celestial, el reconquistador, Don Santiago de Liniers y Bremond, poniéndose bajo las órdenes de la Virgen, para que fuera ella quien le diera prudencia y sabiduría para guiar a sus tropas en la ardua tarea de defender y luego, recuperar, Buenos Aires. Y le hizo voto de rendirle honores militares, si triunfaba.

“A los pies de esta misma imagen -agregó- retornó el vencedor, trayendo a su Señora las banderas capturadas al enemigo, las cuales, cuando le fueron reclamadas por el Reino Unido, se negó a entregarlas diciendo que pertenecían a la Virgen del Rosario y de la Reconquista. Y aún hoy permanecen a sus pies”.

“Aunque muchos quieran ignorarlo -reflexionó monseñor Candia-, la historia universal, la historia de las naciones y de los pueblos, la escriben en gran medida los hechos de armas, particularmente aquellos que surgen en defensa de la integridad del propio territorio, de la tranquilidad de sus habitantes, de la posibilidad de dirigir –quienes constituyen dicha nación- su propio destino en paz”.

General don Manuel Belgrano
En otra parte de su homilía el vicario capitular del Obispado Castrense, afirmó que “también aquí concurrió otro hijo de la Iglesia y de la Patria, Don Manuel Belgrano, bautizado en la pila bautismal de este templo, a poner bajo la protección de la Reina del Rosario el ejército que se le encomendaba para la campaña al Alto Perú. Hoy, el templo en el que nació a la vida de la gracia, custodia sus restos mortales, en silencioso testimonio de la unión indestructible del Ejército Argentino con la Madre de Dios.

“También él había tomado parte en la lucha contra los ingleses y, después de la Reconquista, se alistó en el Regimiento de Patricios con el grado de sargento mayor. Y, cuando nuevamente la Patria lo necesitó, no dudó en dejar todas sus aspiraciones personales para entregarse por completo a su servicio”.

La Guerra de Malvinas
“Muchos otros desfilaron ante el altar del Rosario -expresó monseñor Candia-. Hasta que llegaron los días de Malvinas y, nuevamente, la pequeña imagen, figura simbólica de nuestra propia pequeñez frente al poderío británico, fue nombrada Patrona de la Reconquista de las Islas. Y es deber de conciencia y de justicia mantener vivo el recuerdo de quienes tomaron entonces el glorioso título de soldados de la Patria. Y es honor para quienes cayeron y para quienes volvieron, para los que pasaron por nuestro Ejército y para quienes hoy lo conforman, saber que el mismo adversario reconoció el valor y la pericia de nuestros hombres de tierra, mar y aire, ubicándolos entre los más dignos enemigos con quienes les tocó batirse en las guerras de las que fue parte durante el siglo XX”, porque “Dios conduce misteriosamente todas las cosas a su fin. Pero deja a los hombres, dotados de libre albedrío, la posibilidad de escribir la historia. Y, en esto, los hombres de armas juegan un papel fundamental”.

Por último monseñor Candia pidió a la Santísima Virgen del Rosario y de la Reconquista, que proteja a “quienes hoy militan bajo la bandera argentina y llevan el uniforme militar”, para que “lo sepan cubrir de gloria”.

Texto completo de la homilía

 

 

 

 

 

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