Mapa del sitio


Fuente: la Nación

22/12/08

 

Al rescate de la base Belgrano II  

Con el rompehielos Almirante Irízar en reparaciones en los astilleros Storni, ex Domec García, se volvió complejo operativo el abastecimiento de las bases argentinas en la Antártida. Y mucho más para Belgrano II, aislada entre bloques de hielo...

Un rompehielos ruso fue contratado especialmente para abastecer al asentamiento más cercano al Polo Sur.

El sol no los abandona en todo el día. Pero cada paso fuera de los refugios representa exponerse a una temperatura de diez grados bajo cero. Es tiempo de noches blancas para los diez argentinos que más cerca están del Polo Sur; para esos hombres que pasarán su segundas fiestas lejos de su casa; para quienes se armó una operación especial para ir a buscarlos en la base Belgrano II.

No habrá esta vez margen para fallas. El año pasado, el buque polar contratado para llevar provisiones no pudo atravesar el hielo hasta esa base. Sólo pudieron llegar pequeños aviones con el abastecimiento mínimo para sostener la actividad un año más, con la dotación de personal disminuida. Si en enero próximo el rompehielos ruso alquilado fracasa en la misión, sólo quedará evacuar la base y cerrarla. Aquellos que diagramaron la operación confían en que no se llegará a ese extremo.

Con el rompehielos Almirante Irízar en reparaciones en los astilleros Storni, ex Domec García, se volvió complejo operativo el abastecimiento de las bases argentinas en la Antártida. Y mucho más para Belgrano II, aislada entre bloques de hielo.

La campaña antártica comenzará este fin de semana con el arribo a Buenos Aires del buque de transporte ruso Golovnin, alquilado para llevar los víveres a las bases argentinas en el continente blanco. Pero esta vez, un rompehielos más pesado le abrirá paso rumbo a Belgrano II.

Ahora se contrató al rompehielos ruso Dranitsyn para que libere de obstáculos al otro buque polar, de menor capacidad para atravesar por sí mismo el congelado terreno hacia Belgrano II.

Está previsto que cerca del 20 de enero los dos barcos rusos llegarán a ese asentamiento para permitir el cambio de la dotación, compuesta por siete hombres del Ejército, uno de la Fuerza Aérea y dos científicos de la Dirección Nacional del Antártico.

"Estas son fechas especiales, porque a todos nos gusta estar con nuestras familias. El apoyo de ellas es fundamental para mantenernos acá, pero ahora nos concentramos en el trabajo, en dejar la base en las mejores condiciones para la dotación que nos reemplazará", comentó el teniente primero Juan Martín Elgart en una videoconferencia con LA NACION, en la estación de control del sistema de la defensa del Estado Mayor Conjunto.

La vida bajo cero
Elgart tiene 34 años, está casado y tiene una hija de seis años. Llegó a Belgrano II el 18 de diciembre de 2007. Cuenta que no es fácil adaptarse a las 24 horas de luz natural, pero que mantienen como rutina de trabajo el horario de Buenos Aires como forma de no perder conexión con su tierra. Menos ahora que sienten cerca el regreso.

Un día común en la base Belgrano II empieza a las 7, con un desayuno compartido entre los diez hombres que comparten desde hace un año un reducido espacio de vida en un hostil ambiente natural. Entre las 8 y las 13 se realizan las tareas que tienen asignadas según su especialidad: los militares se ocupan del soporte logístico de la base, de las comunicaciones, mientras que los civiles realizan estudios sobre la capa de ozono y el movimiento de placas tectónicas. El almuerzo es compartido, y entre las 15 y las 19 retoman las tareas.

Estas labores en muchos momentos les exigen salir de las casas de refugios para moverse en el hielo. Una cueva a 300 metros es usada como depósito y freezer natural.
La casa principal de Belgrano II tiene cinco habitaciones y una sala de estar. Es la más grande de las ocho construcciones que forman la base.

"En este momento se da una nostalgia especial, porque queremos volver, lógicamente, con nuestras familias, pero también dan ganas de volver en otro momento", comentó Elgart, ingeniero militar y voluntario para el puesto en la Antártida.

Durante este año de vivencias en el hielo eterno tuvieron que soportar temperaturas de hasta 39° bajo cero. Dentro de la base, las condiciones de vida son mejores, con posibilidad de comunicarse con sus familiares por internet -cuando el ancho de banda lo permite- y por los radioenlaces que les facilita el equipo de comunicaciones del Ejército.

A comienzos de enero, los dos buques rusos contratados para la campaña antártica se dirigirán en primer lugar a Belgrano II. El Gobierno autorizó el alquiler por 57 millones de pesos.

Además, se usará el buque de transporte Canal de Beagle, de la Armada, mientras que ya funciona el puente aéreo entre el continente y la base Marambio, con los aviones Hércules de la Fuerza Aérea.

En dos años, se espera contar nuevamente con el rompehielos Almirante Irízar, que se encuentra en proceso de reparación, tras el incendio que lo sorprendió en alta mar cuando volvía de la campaña antártica de 2007.

Opine sobre este y otros temas en el foro del diario, click aquí

Si quiere dejar su opinión puede enviar un e-mail a:
info@malvinense.com.ar

COPYRIGHT (c) 2008 EL MALVINENSE. Todos los derechos reservados. Capital Federal-Buenos Aires-Argentina.
Se permite la reproducción mencionando la fuente (El Malvinense)