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05/06/08

 

Desabastecimiento y riesgo para la paz social. La imagen de Cristina Kirchner por debajo del 15%  

Un conflicto que el gobierno no quiere solucionar, pues se busca un estallido social, que no será controlado por las fuerzas de seguridad convencionales. El campo ha sido la excusa para marcar un camino tenebroso y que nadie desea en la Argentina...

No es casualidad un conflicto que pudo solucionarse en pocos días, ya lleve más de 90. Y un consejo a todos los lectores, acostumbrense al paro del campo por mucho tiempo, pues no habrá soluciones concretas que salgan del Poder Ejecutivo, mientras Néstor Kirchner esté al mando. No existe el "doble comando", Cristina está dibujada, a lo igual que todo el resto de los Ministros del gobierno. A menos que el campo se resigne a las medidas del "tirano K", el conflicto no tendrá fin a mediano plazo.

Tampoco es casualidad que se esté armando a grupos piqueteros desde hace años. La incapacidad y desarme de las Fuerzas Armadas y la negativa de actuar dentro del territorio, hasta dejan margen para la venida de Fuerzas Armadas del extranjero para "defendernos", como el Comandor Sur, que ya está operando en el Chaco. Los sucesos de Luis D´elia en la Plaza de Mayo, tan solo han sido de muestra para lo que vendrá en los próximos años.

Eso es lo que se quiere. Una Argentina divdida. Inmersa en un caos social, político, económico y cultural, que sea incapaz de resolver sus propios conflictos. De esa forma facilitará el masivo saqueo de sus recursos, dejándola vacía. Por eso todo lo que venimos anunciando y del peligro inminente de entrega de territorio y de recursos naturales.

Para el próximo año, sumado a la crisis de los alimentos a nivel mundial, a los argentinos nos representará un gasto mayor alimentos básicos como la leche, la carne y los productos derivados del trigo, que solo se están sembrando en un 30-40% de lo habitual. Además, recordar el aumento que regirá en la nafta y derivados, ya que nuestro país comenzará a importar petróleo, debido a la entrega total de sus recursos a manos extranjeras.


A continuación publicamos una nota de Matias Ruiz, para la publicación "El Ojo Digital"...

Se confirmaron, a la luz de los últimos acontecimientos en la pugna que el kirchnerismo sostiene contra el agro, las sospechas enumeradas por este medio, en el sentido de que -para los principales actores del escenario nacional- un estallido social amenaza al país. Por su parte, el ex presidente Néstor Kirchner llama abiertamente a la lucha y complica el panorama. Para el grueso de la opinión pública, Cristina no gobierna. El mensaje de la Iglesia.

Finalmente, la guerra del oficialismo contra el sector agropecuario sumó a más jugadores a su teatro de operaciones. Las recientes novedades tienen que ver con la agresiva toma de posición de los camioneros relacionados con el transporte de commodities, quienes perdieron la paciencia y se decidieron a buscar abiertamente el desabastecimiento para desgastar la ya devaluada postura de la Casa Rosada. O, al menos, esto es lo que propugnan los referentes del sector en el interior del país. Sin embargo, la medida que apunta a cortar rutas, para muchos, ha sido planificada desde el núcleo duro del kirchnerismo, cuyo objetivo es hacer ver al agro como el principal responsable del peor momento económico y social de la Argentina de los últimos diez años. Apunta el Gobierno Nacional a empujar a ruralistas y camioneros a chocar en las principales vías del país y que ello derive en una suerte de "toma de consciencia" de la sociedad para que comience a señalar al Campo con dedo acusador. Así lo quiere Néstor Kirchner, y así se lo hace saber a sus acólitos.

La situación está ya tan enrarecida que, tanto desde el agro como desde la Casa Rosada, todos piden paciencia a los efectos de no dejarse provocar. Otra estrategia que asoma como vil desde el oficialismo, pues, claramente, el poder central es el gestor del actual escenario caótico.

Mientras tanto, circulan por los medios informaciones de importancia, teniendo que ver la primera de ellas con una nueva abrupta caída de la imagen de Cristina Fernández de Kirchner, que ya ni siquiera alcanza los 15 puntos porcentuales de imagen positiva. Números que ya la Rosada tiene en su poder y que, como es obvio, jamás revelará en forma oficiosa. Pero la información se filtra desde el mismísimo núcleo de acérrimos kirchneristas que siguen al ex presidente en cada presentación partidaria. Es que los peronistas cercanos al Gobierno, al tiempo que expresan su apoyo al matrimonio presidencial en los periódicos, se ocupan en forma clandestina de revelar a los comunicadores sus peores temores. Por estas horas, el kirchnerismo está plagado de "dobles agentes" que juegan a dos puntas, ante la posibilidad de que el escenario social derive en un caos que los obligue a reposicionarse en el mercado de la política. Y no estamos hablando de Reutemann, De la Sota o Juan Schiaretti. Las voces disidentes provienen ahora desde los sitios más inesperados. Los mismos estudios que reportan la nueva e imparable caída en la imagen de la Presidente en la ciudadanía, aún se cuidan de presentar la noticia en forma de "85% de rechazo masivo", para amortiguar los posibles efectos. Pero de esas cifras surgen también otros corolarios -en forma de opiniones expresadas por los encuestados- : Cristina Fernández no gobierna; lo hace su esposo. Asimismo, los intentos oficialistas de presentar estudios de opinión desacaradamente dibujados apenas fueron citados por los medios masivos de comunicación. Nos referimos puntualmente a números publicados por la encuestadora OPSM de Enrique Zuleta Puceiro y otras empresas, que colocaban la imagen presidencial en más del 50%. Los detalles fueron rápidamente desestimados por los mass media porque ya sonaban a burda operación y no se podían sumar a ella como en el pasado.

Mientras tanto, Néstor Kirchner le echa nafta al fuego de la retórica. Ya sin perder oportunidad, llama a sus seguidores a la lucha, aunque también recurre a un falso concepto de paciencia para su tropa, a los efectos de poder atisbar luz al final del túnel en la pelea con el campo. Recientemente, el periódico de Jorge Lanata, Crítica Digital, publicó expresiones del ex primer mandatario en un reciente acto partidario. Algunas de sus expresiones : "Si el campo tuviera ballonetas, ya habrían llamado a un golpe de Estado". "Tienen otros fierros, los fierros mediáticos". "La Federación Agraria son una nueva clase media alta feudal, como la oligarquía". Expresiones de contenido altamente inflamable y que contribuyen a magnificar los peores miedos de la sociedad.

En simultáneo, el Partido Justicialista está llevando a cabo una lucha interna de magnitudes épicas entre sus principales referentes. Del histórico partido que mucho tuvo que ver con el posicionamiento de la Argentina a nivel internacional ya nada queda. Evidentemente, hoy el PJ está constituído por los personajes más siniestros de la democracia argentina. Democracia que tiene por único objetivo el enriquecimiento personal y el empobrecimiento de grandes masas con fin electoralista. En este sentido, el justicialismo actual ya no tiene relación alguna con el peronismo histórico, que propugnaba crear cada vez más escuelas y fomentar la industrialización del país.

Tanto Eduardo Duhalde y otros peronistas de corte clásico conocen los riesgos y aluden, por lo bajo, a la infiltración del PJ por parte de grupos piqueteros y elementos de izquierda. Elemento este último que el peronismo tradicional ha combatido desde siempre. Muchos olvidan que los propios gremios alineados con el justicialismo en la década del setenta alertaban al gobierno sobre la presencia de componentes marxistas y los denunciaban. El propio Juan Domingo Perón planteaba al movimiento como integrador a nivel nacional e internacional, a la vez que condenaba al comunismo del Este en contraposición a los puntos principales de la Doctrina. A puertas cerradas, el ex presidente Duhalde considera que, si el PJ continúa siendo llevado de las narices por Néstor Kirchner, ello traerá como consecuencia una disociación total entre partido y sociedad. Al final del camino se vislumbra la desaparición del PJ como organización, ya sin apoyo ciudadano. Y esto es inaceptable. Muchos comulgan con su visión, incluso el ex presidente Carlos Menem quien, si bien ya ha desaparecido de la escena política a partir de su delicado estado de salud, aún se reserva un tiempo para debatir cuestiones estrictamente partidarias.

La posibilidad del estallido social, por su parte, revela su estado latente y rallana con la actividad en el conflicto entre el oficialismo y el campo pero también de la mano de la situación económica global. En estos días han comenzado a cancelarse las operaciones por tarjeta de crédito, al tiempo que los comercios que aún las aceptan, ya resisten vender en cuotas sin interés. Las compras de vehículos y las operaciones inmobiliarias se encuentran restringidas al mínimo, salvo tal vez situaciones excepcionales que se etiquetan de "oportunidad". La inflación pega nuevos saltos y los combustibles -ayudadas las petroleras por lo noticiable del conflicto agro vs. Gobierno- han vuelto a incrementarse, y su desabastecimiento ya es notorio en todo el país. Pero el desabastecimiento también se hará palpable en los próximos días con los productos de primera necesidad como cortes de carne, lácteos y verduras, frutas y hortalizas, a partir de los cortes de ruta que en el interior realizan los camioneros. La conjunción de estos informes ha terminado por llevar a la Iglesia a actuar : Bergoglio convocó a reuniones en el obispado para tratar la situación, y alertó sobre un posible estallido social que podría producirse en cualquier momento y originarse desde varios frentes. En medio de la locura, el caos y el rechazo ciudadano, Néstor Carlos Kirchner lleva adelante reuniones que solo podrían calificarse de desesperadas. El ex presidente sabe del rechazo que tiene la sociedad para con él y su esposa, pero se desvive por sumar apoyos de los pocos sectores sobre los que aún tiene influencia, léase piqueteros de ala dura. Recurrió también al hábil sofista Jorge Milton Capitanich Popovich, quien de acuerdo a reportes recientes, mandó a apalear a ruralistas en la provincia del Chaco. En una manifestación reciente de ruralistas en aquella provincia, individuos y patotas enrolados en el PJ chaqueño llegaron hasta la concentración de los hombres de campo y los atacaron violentamente. Pero cometieron un error de magnitud : algunos de ellos se trasladaban en una camioneta propiedad de la señora esposa del propio Capitanich. Un hecho que ha pasado inadvertido para los medios porteños.

Los productores agropecuario, en este interín, continúan concentrados a la vera de las rutas del interior del país y, al contrario de lo que suponía Kirchner, no se han bajado de la pelea debido a las bajas temperaturas. Reportes provenientes de la propia Gendarmería Nacional refieren a la abierta incapacidad de la fuerza para reprimir piquetes : no tienen ni infraestructura ni equipamiento ni cuentan con el apoyo logístico necesario para desalojar rutas. Dato que se ha visto confirmado con la reciente actuación del grupo especial de Prefectura Naval -Albatros- para detener a un número aproximado de nueve manifestantes, con la excusa de que se hallaban incendiando terrenos, cuando en realidad estaban situados a un kilómetro de los focos ígneos detectados. Ciertas fuentes declaran que la orden solo pudo provenir de la Casa Rosada. Y es significativo el mensaje que quiso enviarse desde el poder, a partir del procesamiento de Margarita Stolbizer y María del Carmen Alarcón, esta última referente del grupo Pampa Sur. El kirchernismo no tolerará que Pampa Sur continúe creciendo en popularidad y que tal agrupación se convierta en una alternativa política para el ruralismo.

Finalmente, el agro continúa estudiando el terreno para una nueva convocatoria masiva a nivel nacional que incluya otra manifestación de porte en una ciudad del interior y que sea acompañada de cacerolazos en los principales centros urbanos del país. Proponer una movilización masiva a Plaza de Mayo es una alternativa bajo análisis, aunque todos los jugadores del conflicto saben que ello podría acarrear incidentes graves y que Kirchner, ahora sí, llamará a sus grupos de choque para detener a los golpistas, no importa que se trate de oficinistas y amas de casa furiosas con los incrementos de precios. Este es el escenario tan temido por la Iglesia y los partidos políticos de oposición, y que gatilla tanto llamado al diálogo. Es también el escenario sobre el que Elisa Carrió ha expresado tanta preocupación.

 

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