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Fuente: NuestroMar
20/07/07

 

La Escuela de Guerra Naval de Núñez cierra sus puertas  

¡¡¡BRAVO GODOY!!!

A poco de cumplir 70 años en su tradicional Edificio de la Avenida del Libertador 8071 y de dictar cursos a miles de jefes de la Armada Argentina, su destino es incierto.

(NM) Con la finalización de los cursos de Comando y Estado Mayor del año 2007, que en esta oportunidad duraron solamente un cuatrimestre, la Escuela de Guerra Naval cierra sus puertas. El tradicional edificio de Avenida del Libertador y Comodoro Martín Rivadavia, en el barrio porteño de Núñez será devuelto, tal como acordó la Armada en su oportunidad, a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, como parte de la retirada de todo el predio en el que también funcionara la ex Escuela de Mecánica de la Armada.

Durante varios meses pudo observarse el movimiento de contenedores, que fueron indicando que la lenta pero inexorable mudanza era un hecho de la realidad.

Un poco de historia
La Escuela de Guerra Naval fue inaugurada el 30 de julio de 1934 en una ceremonia a la que asistieron el Presidente de la República, General Agustín P. Justo y el Ministro de Marina, Capitán de Navío Eleazar Videla, pero unos 15 meses después se decidió la construcción del edificio que hoy se abandona cuya inauguración se produjo el 22 de diciembre de 1937.
Si bien el objetivo original, nunca abandonado, fue el de formar a los futuros comandantes y oficiales de estado mayor de la Armada, lo cierto es que a través de los años la Escuela de Guerra Naval organizó cursos de Logística, Ciclos de Conferencias, diversidad de carreras de Posgrado y sus puertas estuvieron siempre abiertas a la comunidad.

En este sentido, la Escuela de Guerra Naval organizó diversos cursos tales como: "Argentina en el Mar" (desde el año 1948); "Seminario de Derecho Internacional Humanitario"; "La Defensa Nacional en el año 2000"; "Curso de Estrategia", siendo la base sobre la que luego se formó el Centro de Estudios Estratégicos de la Armada, otra institución que debe abandonar el predio de la Avenida del Libertador en breve.

A través de varias de estas actividades académicas, se ha desarrollado una fluida relación con las universidades argentinas, cuyos estudiantes participan de numerosos juegos de simulación de crisis y otras actividades.

Esa misma apertura a la comunidad se verificó con las armadas de países amigos, que enviaron a sus oficiales en programas de intercambio para realizar los cursos que ofrecía esta casa, cuyo prestigio fue ganando terreno en el ámbito internacional.

Oficiales de otras fuerzas armadas argentinas integraron las planas mayores, pudiendo interactuar con sus pares, en una simbiosis de camaradería y profesionalismo. El mismo Teniente Coronel Juan Domingo Perón formó parte del cuerpo de oficiales que integran la Plana Mayor, teniendo a su cargo la enseñanza de Tácticas Terrestres a los oficiales navales.

La Escuela de Guerra ha dedicado particular interés en la selección de su cuerpo docente. Personalidades tan distinguidas como los doctores Isidoro Ruiz Moreno y Raúl Prebisch formaron parte de su primer plantel de profesores.

Ha sido una costumbre y una tradición para las cátedras mantenerse actualizadas con respecto a los intereses nacionales y a los últimos avances en el ámbito internacional. Asimismo docentes y cursantes han contribuido durante más de medio siglo, a crear un valioso acervo documental, en nuevos avances estratégicos y operacionales. Con este mismo objetivo y para desarrollar la tarea de investigación, desde el año ‘34 fue exigencia para la aprobación de los cursos la elaboración y presentación de una tesina.

El "Curso de Guerra", aunque con diferentes nombres, se dictó en forma ininterrumpida desde el año 1934 para oficiales jefes del escalafón de comando naval. A lo largo de los años el curso fue de uno o dos años, según diferentes proyectos. El número de alumnos fue aumentando paulatinamente de acuerdo a la composición de la Armada. En los 73 años de trayectoria han egresado de la Escuela de Guerra Naval más de 3500 Oficiales Jefes.

Desde el principio se planeó, además un "Curso Superior", para Capitanes de Navío, que comenzó a dictarse en 1947 y ha continuado prácticamente sin alteraciones hasta la fecha. Este curso comienza con el dictado de una parte específica, para luego fundirse en un curso conjunto con las otras FFAA.

Con el paso de los años se incorporaron otras ofertas educativas para distintos escalafones. El primer ejemplo fue el Curso de Logística que comenzó a dictarse en la década del ‘50. Destinado a médicos, farmacéuticos, abogados, ingenieros y contadores, tenía el acento de sus programas en los temas de organización. Esta incorporación respondió a una tendencia internacional, derivada de la Segunda Guerra de dar importancia a los aspectos logísticos, y de soporte de las acciones. Con distinto nombre, estos cursos continúan en la actualidad y se integran a ellos también oficiales de la Reserva Naval.

Desde el año 1996 comenzó el dictado de dos maestrías: la de “Dirección de Organizaciones" y la de “Estudios Estratégicos", a la que luego se sumó la "Maestría en Logística". La Escuela de Guerra forma parte desde hace más de diez años del Instituto Universitario Naval, como unidad académica. Esta característica ha permitido su inserción en el sistema universitario nacional, de acuerdo a lo previsto en la Ley de Educación Superior vigente. Hoy también forman parte de su comunidad académica, profesionales civiles, oficiales de otras fuerzas, militares y civiles extranjeros, que contribuyen a enriquecer con su aporte y sus trabajos el patrimonio intelectual de la Escuela.

Si bien la estructura exterior siempre se mantuvo igual, el interior se fue modernizando con el paso del tiempo, llegando hace pocos años a incorporar el simulador digital de juegos de guerra Júpiter, que mereció una mención especial de la misma empresa Microsoft, por su original desarrollo. Este año se llevaron a cabo en él, varios ejercicios internacionales. El edificio, pese a los años que tiene, se mantiene en perfecto estado de conservación y de funcionalidad.


Presente y futuro
La sede de transición de la Escuela de Guerra Naval será, según los trascendidos, el Apostadero Naval Buenos Aires, junto a la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires. Instalaciones que datan de comienzos del Siglo XX, bien recordadas por tratarse del lugar donde se recibía a la gran corriente inmigratoria europea de la época, pero harto inadecuadas para cualquier actividad educativa, mucho menos para una casa de altos estudios como la que se pretende instalar allí.

Alguien ha dicho que los “ladrillos” no hacen a la esencia de la enseñanza, pero no podemos negar su importancia. No es lo mismo enseñar en un galpón con goteras, que hacerlo en modernas y adecuadas instalaciones. La tradición y la “cultura” que se van formando en un determinado ámbito están íntimamente ligadas al lugar donde se desarrollan. ¿Quién podría negar la importancia de los majestuosos edificios de las universidades y el efecto que producen sobre los alumnos y profesores esas paredes que traspiran la historia de los claustros?

El prometido polo educativo naval, que se iba a levantar en terrenos donde funcionaba el Centro Recreativo Hipólito Bouchard, brilla por su ausencia. En él se iban a albergar la Escuela de Guerra Naval y varios otros institutos de formación de marinos.

Cumplidos los plazos para desalojar el predio de la ex ESMA, todavía no se ha comenzado siquiera con los trabajos de preparación del terreno. Y a juzgar por el plazo que tomó construir y habilitar la nueva Escuela de Suboficiales en Puerto Belgrano, unos 9 años, no albergamos demasiadas expectativas para el corto plazo.

Tanto el Ministerio de Defensa, como la Armada se han mantenido en silencio acerca de este movimiento, así como el de los otros institutos que se desplazarán en breve, a saber: la Escuela Nacional de Náutica, la Escuela Nacional Fluvial, el Liceo Naval Almirante Brown y el citado Centro de Estudios Estratégicos.

El futuro de todo este esfuerzo de más de siete décadas es, como decíamos al comienzo, incierto. No tiene estas incertidumbres la Secretaría de Derechos Humanos, cuyo titular el señor Eduardo Luis Duhalde, ya ha concurrido con sus colaboradores en varias oportunidades a la Escuela de Guerra Naval, para verificar que las instalaciones que en breve serán cedidas, se encuentren en buenas condiciones y sean entregadas de manera prolija por la Armada, para ocuparlas sin demora, con fines aún desconocidos por el público. Tampoco parece importar a las autoridades el compromiso incumplido de proveer en tiempo y forma los espacios e infraestructura necesarios para concretar un traslado sensato.

Desde NUESTROMAR hacemos votos para que no se arroje por la borda una experiencia académica acumulada durante 73 años, que por lo específico de su naturaleza será ciertamente irremplazable, además de configurar un retroceso difícil de explicar a las generaciones venideras

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