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28/08/07

 

Presupuesto 2008  

Algunos tratadistas de Finanzas Públicas acuñaron la frase "El presupuesto es la ley de leyes", y se sintieron orgullosos con su frase. La realidad es que los presupuestos nacionales son un mamotreto que nadie sabe lo que contienen, agravado últimamente por la facultad delegada inconstitucionalmente por el Congreso al Poder Ejecutivo para modificarlos.

La confección del presupuesto se inicia por el pedido del Director de Presupuesto de cada ministerio o sector público, del cálculo de gastos de cada dependencia. El Director, sin controlarlos, los ordena y los eleva al Ministro, que no los controla, pero puede incluir gastos para sus proyectos nuevos. Los presupuestos ministeriales, sin control, los ordena en miles de hojas, el Director de Presupuesto de la Secretaría de Hacienda, la que eleva el presupuesto, sin controlarlo, al Ministro de Economía, el que, sin controlarlo, lo eleva al Jefe de Gabinete, el que, sin controlar, lo eleva al Presidente, el que, sin controlar, lo envía al Congreso, el que sin controlar lo aprueba a libro cerrado, observando solo temas puntuales.

La evolución del PBI y el cálculo de los recursos son dibujados sin que nadie los controle. Es el delirio. La Auditoria General de la Nación, dependiente del Congreso, debe tener como responsabilidad primaria, controlar la verosimilitud del presupuesto e informar al Congreso de sus falencias. Los funcionarios responsables del control, deben ser sancionados administrativa y
penalmente por el incumplimiento de esas obligaciónes.


Dr. Marcelo J. Castro Corbat

segundarepublica@fibertel.com.ar

 

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