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Fuente: La Nación
03/10/07

 

"No, nene, dejate de embromar"  

Ya que la candidata a presidente no permite que se le hagan entrevistas, ya podemos ir pensando como combatirá a la pobreza y reducirá la gran cantidad de pobres...

"No, nene, dejate de embromar"

Esas fueron las palabras de Cristina Kirchner a un joven cartonero que le pedía una moneda. Cristina Kirchner le tiraba besos y más besos a una nena que la miraba entre la llovizna, en Suárez y Almirante Brown, en el barrio de La Boca. El semáforo estaba en rojo y la candidata sonreía. Un chico de repente atravesó...

Un chico de repente atravesó la oscuridad que lo separaba del banco abandonado de la esquina:

-¡Cristina, Cristina! ¿No me da una moneda? ¡Dele! -gritó el muchacho, un cartonero de 23 años que la había reconocido en medio de la espera.

-No, nene, dejate de embromar -contestó la primera dama, aún sonriente. Eran las 19.30 de ayer. A quince metros, en Suárez 421 -sede del comedor Los Pibes-, las líderes de Mujeres en Lucha todavía vivaban a la postulante presidencial. Habían charlado dos horas del flagelo del paco y de las necesidad que tienen los barrios de la zona. Dicen que la candidata presidencial las escuchó y prometió ocuparse del problema.

El encuentro fue planeado en secreto. Estaba anunciado a las 18.30, pero la primera dama llegó a las 17.20. Nadie la vio entrar. "Abrieron el garaje y pasó. Ni la saludamos", contó uno de los hombres del lugar, encargado de impedir que los autos estacionaran en la puerta. Sólo había una cámara de televisión de un medio oficial cuando arribó la postulante: la que había sido contratada para transmitir la reunión. El fotógrafo de la agencia Télam se perdió la imagen: llegó cinco después.

El resto de los periodistas se sorprendió una hora más tarde. El acceso a la reunión de la primera dama estaba bloqueado. Pero todos terminaron dentro de la sede del comedor para evitar la lluvia, mientras algunas mujeres servían pasta flora. Las rodeaban fotos del "Che" Guevara y de Martín Cisneros, el piquetero asesinado en 2004, que provocó que Luis D Elía incendiara y tomara una comisaría.

Un hombre con su hija pidió entrar a la clase de teatro que se da en la planta alta del edificio. "No, señor -le dijeron-. Está todo suspendido." La puerta de ingreso al garaje estuvo siempre custodiada. Cada tanto se oía algún aplauso que llegaba desde el fondo.

"Cristina se va a demorar. Va a recorrer el edificio", anunció una hora después una agente de prensa. "No sé si quiere hablar", agregó.

Luego dejaron pasar a los camarógrafos y dijeron que la senadora saldría por una puerta lateral. Seis miembros de la custodia ocuparon la entrada. El vocero presidencial, Miguel Núñez, cruzó sin hablar.

Ya eran las 19.25, cuando se abrió el garaje. Cristina Kirchner estaba en el primer piso. Sacaron la camioneta. Una veintena de mujeres conquistó la vereda mojada. Las cámaras se prendieron. La candidata salió. "¡Permiso, chicos!", dijo.

Después, habló sin parar durante dos minutos y contó lo "estupenda" que había sido la reunión. Terminó, pidió permiso y salió a la calle. Repartió besos, se sacó fotos y se dejó abrazar. Le prestó especial atención a la nena que la siguió hasta la esquina. Como le pidieron sus asesores, Cristina estaba "sensibilizada". Un segundo después, un joven le pediría una moneda.

 

Juan Pablo Morales para La Nación

 

 

 

 

 

 

 

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