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Fuente: La Política OnLine
06/12/07

 

Enojo del senador Pichetto y Cristina Kirchner por la ley de Emergencia económica  

No se consiguió la cantidad de senadores suficientes, y la ley deberá ser tratada luego del nombramiento de Cristina, quien deberá estampar su firma en el decreto correspondiente. "Salgan a buscar senadores, la p... madre que los parió", explotó Pichetto...

“Salgan a buscar senadores hijos de p...”, afirmó un desbordado Miguel Pichetto a sus colaboradores cuando la sesión de ayer en la cámara alta ingresaba en zona de naufragio, según relata hoy La Nación en una crónica impecable del miércoles negro que vivió ayer la Casa Rosada.

Mientras los senadores peronistas hacían sentir en la carne del kirchnerismo el viejo refrán aquel que dispone las ventajas de comer la venganza como un plato frió –tardaron cuatro largos años en demostrar que tenían una voluntad política autónoma-, en la Casa Rosada, Cristina Kirchner empezaba a sentir los rigores del cargo.

"Estoy harta de aparecer en la tapa de los diarios por este tema”, dijo Cristina Kirchner revelando una baja tolerancia al fracaso que le convendría trabajar sino quiere pasarse cuatro largos años de “hartazgos”.

Según revela La Nación la frustración de la presidenta electa estalló durante el encuentro de urgencia al que convocó en la Casa Rosada cuando ya era evidente que la ley no iba a pasar por el Senado.

Demudados, la escuchaban los jefes de los bloques oficialistas del Senado Miguel Pichetto y de Diputados Agustín Rossi. La primera dama intentaba así una desesperada mediación de último minuto ya que los senadores estaban furiosos con sus pares de la cámara baja, porque ellos les habían birlado la posibilidad de ser la cámara de inicio de la iniciativa de emergencia económica.

La emergencia económica es una amplia cesión de facultades legislativas al Ejecutivo para disponer en materia económica, cambiaria, laboral y sanitaria, entre otras áreas de la gestión, que le ha permitido al Gobierno llevar adelante su política sin requerir la previa aprobación del Congreso.

Era lógica la furia de Cristina Kirchner ya que hace días que venía soportando que los medios le recuerden que durante el gobierno de Eduardo Duhalde y todo el mandato de su marido, ella votó en contra de la ley de emergencia económica –que ahora impulsa de forma desesperada- en un hipócrita ejercicio de “preservación” política.

Mandaba a sus pares del Senado a hacer el trabajo sucio de votar una norma que claramente baja la calidad institucional del país y ella se daba el lujo de “preservarse”. Bueno, evidentemente ese tiempo se terminó.

Como sea, Cristina Kirchner les informó ayer a los jefes de bloque que a partir de ahora será el jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien asuma la tarea de lidiar con ellos.

Fernández quien también ayer fue ungido vocero oficial del Gobierno (¿Podrá la castigada humanidad de Fernández cumplir con alguna decencia semejante acumulación de tareas y funciones?), estrenó el cargo esta mañana, para entregar las poco creíbles desmentidas que acostumbra.

"Sabíamos que íbamos a tener dificultades para que la emergencia económica pudiera ser tratada sobre tablas en el Congreso", afirmó en declaraciones a radio América y casi cándido agregó que en la Casa Rosada “no hay insatisfacción” por el resultado de la sesión de ayer.

El jefe de Gabinete e mostró confiado en que la prórroga a la emergencia se sancionará la semana próxima, tema que seguramente causará cierta “insatisfacción” a la presidenta electa que prefería que sea su marido quien pagara el costo de promulgar esa cuestionada norma. Ahora será ella quien como presidenta electa deberá estampar su firma en el decreto reglamentario correspondiente.

La hora de la venganza

Desde temprano en el oficialismo el clima político comenzó a caldearse cuando quedó claro que la sesión en el Senado venía mal. En rigor, tal como señala La Nación, el conflicto comenzó la semana pasada luego de que Pichetto no lograra reunir los dos tercios necesarios para tratar sobre tablas el proyecto del Poder Ejecutivo que prórroga la vigencia de la emergencia.

Apurado por las fechas, Rossi inició una ofensiva para tratar la emergencia en Diputados. Para ello, redactó junto con otros legisladores oficialistas una copia exacta del texto remitido por el Gobierno a la Cámara alta, al que le emitió dictamen el jueves pasado y aprobó ayer en el recinto.

Sin embargo, la movida del diputado santafecino destruyó la estrategia elaborada por Pichetto, quien se vio obligado a discutir la media sanción de la Cámara baja, que, como no tenía despacho de comisión, requería su discusión sobre tablas, una mayoría que el radicalismo volvió a negarle y que postergó por una semana más la sanción de la ley.

No fue la única paliza que recibió ayer la Casa Rosada, el kirchnerismo también fracasó en su intento de sancionar la prórroga del impuesto a las transferencias financieras –el distorsivo tributo al cheque que castiga a las Pymes- y el impuesto a los cigarrillos, dos leyes clave para garantizar el superávit que maneja discrecionalmente el gobierno.

El fracaso kirchnerista obedeció a la negativa de la oposición, en particular del bloque radical, a votar ambas iniciativas. Pero también fue fundamental la llamativa ausencia de varios senadores kirchneristas a una sesión cuyo temario incluía, además, la ley de presupuesto nacional.

La Nación afirma hoy que varios senadores peronistas se ausentaron del recinto para mostrar su malestar por tener que aprobar una ley que Cristina Kirchner siempre se negó a apoyar.

Entre las ausencias significativas se destacó la de Carlos Reutemann que al momento de votarse la habilitación sobre tablas de la emergencia económica estaba en el Senado, pero no en el recinto.

También se notó la ausencia del pampeano Rubén Marin. Como bien recuerda La Nación, tanto el senador santafecino como el pampeano quedaron relegados del amable trato de los Kirchner en la pelea electoral y finalmente fueron claros perdedores en sus distritos.

Más tarde, a la hora de tratar los mencionados impuestos, que no se coparticipan, la ausencia de los representantes de las provincias fue aún más notoria. Al peronismo le faltaban por lo menos diez voluntades. Esto obligó a Pichetto a pedir la suspensión de la votación cuando el presidente provisional del Senado, José Pampuro, ya había solicitado que se prepararan para manifestar su voluntad.

"Salgan a buscar senadores, la p... madre que los parió", explotó Pichetto en dirección a los colaboradores del bloque una vez detenida la votación. No hubo caso.

 

 

 

 

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