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20/04/2010

El psiquiatra Enrique Stein, director de centros de contención psicosocial para ex combatientes, puso en duda si la guerra les resultó tan estresante como lo que vivieron después.

El especialista será uno de los disertantes del Primer Foro Nacional de Salud Mental para Veteranos de Guerra de Malvinas a realizarse este mes en Mar del Plata.

Neuquén, (La Mañana de Neuquén).- ¿Realidad o mito? se pregunta el psiquiatra Enrique Stein en relación al estrés postraumático sufrido por los veteranos de la guerra de Malvinas al cumplirse veintiocho años del desembarco argentino en las Islas.
El especialista preside el Capítulo de Psicotraumatología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) y tiene experiencia en esta problemática ya que dirigió centros de contención psicosocial para veteranos de guerra de Malvinas en Neuquén como en otras zonas del país.

“El estrés postraumático se caracteriza por la aparición de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremedamente traumático que representan un peligro real para la vida de una persona o cualquier otra amenaza para su integridad física como temor, desesperanza, horrores intensos, entre otros”, explicó Stein en diálogo con La Mañana de Neuquén.

Stein será uno de los disertantes del Primer Foro Nacional de Salud Mental para Veteranos de Guerra de Malvinas a desarrollarse en el marco del vigésimosexto Congreso de la Asociación de Psiquiatras Argentinos a realizarse del 21 al 24 de abril en Mar del Plata.
Afirmó que el estrés postraumático en los veteranos de guerra está “sobredimensionado”. Los especialistas señalan que el síndrome surge dentro de los seis meses posteriores a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático que representa un peligro real a la vida o cualquier otra amenaza a la integridad física. Y agregan que aunque el riesgo de sufrirlo durante algún momento de la vida posterior a la exposición a un hecho traumático es muy alto (60-90 por ciento), la prevalencia de estrés postraumático es baja: afecta a sólo un 9 por ciento de los individuos expuestos, y de ese porcentaje, la mayoría experimenta una reducción sustancial de los síntomas durante los tres primeros meses.

Stein advirtió que hay que evitar este fenómeno de sobredimensionamiento en el estrés postraumático, porque “victimiza al soldado”. “Estamos en condiciones de demostrar que el evento bélico en el campo de batalla no sabemos si resultó tan estresante como lo que ocurrió después”.

Lógicamente las tasas de estrés postraumático de los veteranos han disminuido en comparación a los primeros años después de la guerra contra Gran Bretaña, “pero aún así la tasa en situación de desastre no llega a alcanzar el 15 por ciento como máximo, es decir que de cada 100 personas que están potencialmente de sufrir una situación traumática sólo el 15 por ciento desarrolla estrés postraumático”, comentó Stein.

Por otra parte, el especialista precisó que “no hay que simplificar diciendo que ante tal situación traumática tal adicción o problema mental”. Para el psiquiatra los veteranos han sido expuestos al “lado oscuro” de la vida. “Esto supone un conflicto importante con la vida cotidiana que el resto de la gente elude. Sabemos que la realidad refleja posiciones y actitudes sociales diferentes. Ese reflejo de la realidad social al que han estado expuestos es totalmente diferente de la realidad social de la vida civil cotidiana. Este es el motivo por el que los sobrevivientes intentan ser acallados por sectores dominantes de la sociedad con el fin de que su experiencia tienda a ser olvidada y a desaparecer. Esta actitud contaminó e influyó a vastos sectores de la sociedad. A esto se le han sumado las políticas de desmalvinización. Y esto ha sido, según muchos veteranos, el dolor y el daño más grande o un sufrimiento mayor que el que pudo haber sido el combate”, describió.

Doble herida
“Y cuando llegamos nos decían ¡Ahí están los cagones! Había gente que tenía miedo, que no quería preguntarte nada. Que te miraba medio de costado, te miraba con cara de estás loquito. Cuando estábamos en las Islas nos mandaban chocolate. Cuando regresamos al continente, ni pelotas nos dieron”.

Este testimonio corresponde a un veterano de Malvinas que reside en Neuquén y es citado por Stein para reflejar el concepto de doble herida psíquica y social postulado por Chaim Chatan. Según este autor la doble herida social es cuando un sujeto es victimizado en una determinada situación, por ejemplo, en combate; y más tarde, a su retorno al entorno social habitual es atacado por la sociedad o por lo menos por un sector de ella, mediante actitudes de incomprensión, censura o reprobación, lo cual produce una segunda herida, que es la herida psíquica, que consiste en el choque producido entre la percepción de la realidad que tiene la víctima en el momento del trauma, por ejemplo en los momentos de combate, y la realidad con la que se encuentra y con la que tiene que convivir.
“Esta herida social al no tener un sostén ni siquiera en las instituciones armadas que los llevaron a la guerra y mucho menos de una sociedad durante ese proceso de desmalvinización contribuye a atacar la autoestima o valorización positiva del veterano lo cual lo hace más negativo y como reacción está la cantidad de suicidios y de cuadros depresivos”, puntualizó.

Por último, al contrario de las muchas expresiones negativas que hubo el pasado 2 de abril al conmemorarse el desembarco argentino, Stein subrayó la necesidad de empezar a recuperar algunas valencias positivas y actos de heroismo de quienes combatieron. “Recuperar la confianza sobre la base de una historia de desconfianza. La falta de reconocimiento histórico de los veteranos no es sólo un problema económico sino político social. Los procesos de recuperación de los veteranos de guerra está directamente relacionado, en muchos casos, con su inclusión en las actividades político sociales, propias de su condición y las de su carácter de ciudadano”, concluyó.