Mapa del sitio

     
Envía esta noticia a un amigo

29/02/2012

 

Comunicado Centro de Excombatientes Ushuaia

 

Mal hubiese hecho la Gobernadora si, en el mismo día que se cumplían los 200 años desde que Belgrano izara por primera vez la bandera, se doblegaba ante el inglés. Por el contrario, adoptó una decisión que nos dignifica a todos por igual...

A nuestra Cámara de Turismo, a nuestros colegas de la actividad

Algunos de los Veteranos que combatimos por las Islas Malvinas en 1982 nos encontramos en la particular posición de estar ligados hoy a la actividad del Turismo en Tierra del Fuego.

Hace ya bastantes años que no gozamos de la “seguridad” que nos daba el haber mensual que el Estado nos pagaba por servir en las Fuerzas Armadas.

Tampoco hemos gozado en estos años de días libres por artículo y hemos trabajado, al igual que todos en esta actividad, sábados, domingos, días feriados, semanas santas, navidades y años nuevos; sin quejarnos por ello. Duro, pero aceptado desde el momento que optamos por esta actividad como una nueva etapa de nuestras vidas.
Nada de todo esto nos impide distinguir claramente lo circunstancial de lo trascendental.

La señora Gobernadora no ha hecho otra cosa que hacer cumplir la Ley, interpretándola tal cual fue concebida.

Toda Ley, en el momento de su génesis, conlleva un espíritu que anima al Legislador a su dictado. Ese espíritu es supremo y por ello, la totalidad de su articulado queda comprendido en aquel universo.

Así es también en la Ley 852. El Legislador estuvo animado para su sanción en la idea de impedir que nuestro País contribuya de ningún modo a favorecer las actividades que, desde hace 30 años, el Imperialismo Ingles viene desarrollando en pos de sostener una acción con la que pretende arrancar de nuestra historia, de nuestra geografía, de nuestra dignidad, un trozo de suelo que nos es claramente propio.

Así las cosas, no tenemos más opción que concluir en que no es posible anteponer al interés de esta Ley, el interés de cualquier sector de la actividad económica que pertenezca, nada más ni nada menos, que a la Provincia que tiene entre sus límites aquel suelo irredento.

Aun cuando quien habite Tierra del Fuego no sienta pertenencia por esta Provincia, el solo hecho de sentirse argentino permite distinguir la diferencia de profundidad que existe entre ambos intereses.

Mal hubiese hecho la señora Gobernadora si, en el mismo día que se cumplían los 200 años desde que el Doctor y General Dn. Manuel Belgrano izara por primera vez la bandera que hoy nos cobija, se doblegaba ante el inglés. Por el contrario, adoptó una decisión que nos dignifica a todos por igual.

¿Cuál hubiese sido el ejemplo transmitido por nuestra Provincia al resto de los compatriotas de no haber existido este gesto de valentía y determinación ciudadana? y, ¿cual el ejemplo transmitido a las naciones del mundo que apoyan nuestro legítimo reclamo? ¿Qué podríamos reclamar luego en los foros nacionales e internacionales donde solicitamos apoyo para eliminar uno de los focos coloniales que aun en el Siglo XXI perdura en Occidente?.

Seguramente veríamos flaquear, en esas naciones, la convicción que han alcanzado sobre nuestros derechos si nuestro propio País se muestra débil ante las pruebas a las que nos viene sometiendo el Reino Unido de Gran Bretaña.

Yendo al punto concreto, nuestra Provincia no puede, por imperio de la Ley 852, dar apoyo a un buque de bandera inglesa cuya actividad suponga la explotación de recursos naturales que de alguna manera favorezca la economía de quien nos usurpa parte de nuestro suelo.

Lucrar con la renta que ofrece el alquiler de un crucero, cuya oferta es justamente mostrar las bellezas y misterios que ofrece la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, configura, lisa y llanamente, una explotación económica del, quizás, su más valioso recurso natural.

Pues bien, 30 años después, debemos seguir siendo coherentes con el gesto de aquellos ciudadanos que, sin estar de acuerdo con el desarrollo de los acontecimientos, siguieron el impulso de sus sentimientos patrióticos despojándose de sus pertenencias más valiosas y queridas.

No dividamos lo que debe estar unido. La economía del sector turístico no se agota en las divisas que puedan incorporarse por la visita a nuestra ciudad de buques con bandera británica. Sin dudar, encontraremos los modos alternativos de llevar el pan a nuestra casa manteniendo nuestra frente en alto.

Un cordial saludo a todos.

Veteranos de la Guerra por las Islas Malvinas.

 

 

 
Opine sobre este y otros temas en el foro del diario, click aquí

Si quiere dejar su opinión puede enviar un e-mail a:
info@malvinense.com.ar

COPYRIGHT (c) 2004 - 2012 ELMALVINENSE. Todos los derechos reservados. Capital Federal-Buenos Aires-Argentina.
Se permite la reproducción mencionando la fuente (El Malvinense)

web diseñada para una resolución óptima de 800x600