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Fuente: La Voz del Interior 30/07/07

 

El veterano de Malvinas que se convirtió en intendente  

Por Carlos Paillet

En Brinkmann (Córdoba), la elección municipal fue ganada por Jorge Racca, quien encabezó las boletas del radicalismo. En noviembre tiene planeado viajar a las Islas.

Jorge Racca (43) ya pasó con éxito uno de los tres grandes desafíos a los que lo enfrentó el destino para este año: el 20 de mayo se impuso en las elecciones de intendente en la ciudad de Brinkmann (departamento San Justo). Ahora lo esperan otros dos: en noviembre viajará a las Islas Malvinas por primera vez desde que le tocó alinearse como conscripto del Ejército en la Guerra de 1982 con Gran Bretaña; y el 12 de diciembre asumirá al frente del Ejecutivo municipal de su pueblo natal, por un período de cuatro años.

"Pueblo chico, contención grande", resume Racca al recordar el afecto que recibió de parte de los habitantes de Brinkmann durante aquellas jornadas aciagas posteriores al horror de Malvinas. A diferencia de muchos veteranos de la Guerra oriundos de grandes urbes que fueron empujados al desamparo y al olvido.

Dice Racca que nunca militó en política y que llegó a la función pública de la mano de su amigo de la infancia Carlos Giaveno, el actual intendente radical de Brinkmann que en diciembre le pasará las riendas del gobierno comunal.

Durante la primera gestión de Giaveno (1995-1999) fue concejal; luego, secretario de Gobierno (1999-2003), tras lo cual volvió "al llano para posibilitar una renovación" de colaboradores del intendente. En 2006 retomó la función, otra vez como secretario de Gobierno, y este año, impulsado por el propio Giaveno, se presentó para disputar la intendencia por la UCR.

Una particularidad: "El asesoramiento en la campaña me lo hizo otro veterano de guerra, Roberto Screiner, de manera gratuita", dice Racca.

–¿Usted cree que la gente lo votó tomando un poco en cuenta su condición de veterano de guerra?

–Nosotros, en pueblos chicos, tuvimos una contención que no tuvieron otros veteranos de guerra. Mi viejo siempre me decía que no me canse de agradecer todo el apoyo que él había tenido mientras nosotros estábamos allá (en Malvinas). Sin ninguna duda que esto algo movilizó.

Racca está casado con Silvana Nadín y tienen dos hijos, Constanza (11) y Francisco (9). Se enorgullece de ser uno de los ex combatientes que más libros (alrededor de 180) de distintos autores guarda en su biblioteca sobre la Guerra de Malvinas.

El amigo español


Su inclinación por bibliografía malvinense llevó a Racca a conocer a un ciudadano español que reside desde hace 10 años en las Islas. Se trata de Antonio Cordeiro, quien lo visitó hace algún tiempo en Brinkmann y a quien Racca le retribuirá el gesto con un viaje, en noviembre, a Malvinas.

"Viajo invitado por él y me alojaré en su casa".

–¿Qué expectativas tiene de volver a Malvinas por primera vez después de la Guerra?

–Debe ser el sueño de todo ex combatiente. De hecho iré al Cementerio de Darwin, donde están las tumbas de tres de mis compañeros de patrulla (Sosa, Antieko y Nosikosky). No tengo expectativas ni de ser bien recibido ni de encontrarme con un panorama alentador como que algún día vamos a recuperar las Islas; pero es el viaje de mi vida, no sé si voy a volver otra vez.

–En la campaña electoral usted recibió el respaldo de la Unión de Veteranos de Guerra. ¿Piensa incorporar a algunos de sus miembros a su próxima gestión municipal?

–No me gusta mezclar las cosas. En el departamento San Justo somos como 60 veteranos y tengo muy buenas relaciones con ellos, pero no mezclo las cosas.

–¿Qué opina de los exponentes de la vieja y de la nueva política?

–Bueno, que hay muchos que son siempre los mismos. Yo no vivo la política con la misma pasión que los que tienen militancia partidaria. Lo mío es netamente local. No me interesa trascender en el departamento.

–¿Los veteranos de guerra no tienen la posibilidad de progresar en alguna función como ha tenido usted?

–Eso es producto del reclamo que hacen los veteranos, y de hecho reconocido por el Gobierno nacional, por el estado de abandono de persona del que han sido víctimas. Yo regresé a mi casa el 9 de julio de 1982 y todavía hoy nadie del Estado me preguntó si estoy bien o si estoy mal.

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